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Actualmente...

Los recuerdos se desvanecieron y me hundí más profundamente en la bañera. The Kill de Thirty Seconds To Mars sonaba de fondo mientras contuve la respiración . Mis pulmones ardían y mi corazón latía frenéticamente. Tentar a la muerte era uno de mis pasatiempos favoritos.

Cuando mataba perdía un trozo de mi alma, pero me sentía más viva que nunca. Había una recompensa a cambio de tanta matanza. Purificaba el mundo. Lo liberaba de escorias que robaban oxígeno. Tenía una trayectoria muy larga y estaba orgullosa de ello. Hice trabajos sucios para el gobierno y pisé territorios que muchos temían.

Mis entrenamientos me convirtieron en una asesina de tiempo completo y ganaba millones por mis servicios. ¿Lo mejor? Nunca fui atrapada desde que me dedicaba a esto. Era limpia y eficiente. Una profesional que no dejaba huellas. Era buena en lo que hacía. La mejor.

Mi regla era simple y jamás cruzaba las líneas:

No mataba a personas inocentes. Seguía firme a pesar de un error que cometí.

Investigaba muy bien a mis objetivos antes de aceptar. Trabajaba de manera independiente desde hacía cinco años. Gracias a mis contactos obtenía nuevas misiones todos los meses. Algunas más difíciles que otras, pero no menos emocionantes. Mi buena vida empezó cuando cedí por completo a la oscuridad. Suprimí todo rastro de inocencia y me dije a mí misma que era hora de forjar mi propio camino. Uno donde yo era mi única prioridad y nadie volvería a hacerme sentir indefensa ni insuficiente.

Regresé a la superficie con un jadeo tembloroso y aparté el cabello mojado de mi rostro. Hacía una semana había aceptado un nuevo objetivo. No era parte del plan, pero lo vi como un desafío. Alguien que odiaba estaba involucrado y no podía esperar para vencerlo. Fue una oferta muy tentadora, además tendría dinero fácil con cantidad excesiva en mi cuenta bancaria.

Mañana iba a tomar un vuelo que me llevaría directamente a Palermo, la capital de Sicilia. No me quedaba mucho tiempo en un solo lugar, pero esta vez mi estadía era indefinida. Mi cliente quería muerto a uno de los mafiosos más poderosos de Italia y no sabía con exactitud cuanto me costaría. Ignazio Moretti no era una presa fácil y yo lo conocía mejor que nadie.

Me levanté de la tina con chorros de agua corriendo por mi cuerpo y me contemplé frente al espejo mientras secaba mi cabello con una toalla. Mi figura sería perfecta si no fuera por las cicatrices, pero no me avergonzaba de ellas. Eran un reconocimiento de todas las batallas que había ganado. Un trofeo de mis victorias.

En algunas ocasiones pensaba cómo sería mi vida si él no me hubiese encontrado en ese sucio callejón. Sus métodos fueron cuestionables, pero me convirtió en lo que era actualmente: una mujer poderosa y temida que no le rendía cuentas a nadie. Me hizo más fuerte.

Tracé las mariposas tatuadas en mis hombros y suspiré. Trece mariposas negras en mi piel. Mi número de la suerte y mi marca más personal. Un recordatorio de que nadie podía detenerme.

Ni siquiera el diablo.

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Mi vuelo privado aterrizó más rápido de lo que esperaba, pero no me quejé. La puntualidad era lo mío. Dentro de cuatro horas iba a tener una conversación con Vitale y mañana empezaba mi trabajo. Mientras tanto, me hospedaba en unos de los hoteles más lujosos de Palermo.

Un nuevo aire me vendría bien. Los constantes viajes a veces me abrumaban y quería experimentar algo diferente. ¿Por qué no como escolta de un bambino mimado? Crucé mis piernas y bebí un sorbo de café mientras leía con calma algunos informes sobre las rutinas del príncipe mafioso. La idea de estar pegada a él como un chicle me desagradaba. ¿No podía defenderse por sí mismo? Yo a su edad mataba escorias o despellejaba objetivos.

Belleza Oscura [En Librerías]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن