Temor

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Severus miro como su niña se despedía de él, suspiro con pesadez tomo un par de minutos el terminar su trabajo, doblo las ropas de encargo y salió de su departamento.

Se dirigió al apartamento 33 camino por dos puertas adelantes de los departamentos, toco la puerta con el número 33, espero por unos minutos cuando se abrió la puerta.

-Buenas Mariana vengo a dejarte tu ropa limpia- saludo Snape

La mujer asintió, agarro la ropa de ella, busco entre sus bolsillos –Enserio Severus me salvas de hacer esto, no tengo suficiente tiempo en mi trabajo así que esto me ayuda mucho- saco unos 25 libras y se los dio a Snape.

Severus se despidió de la chica y camino hasta las escaleras, bajo las escaleras hasta el segundo piso, busco la puerta 25 y toco para dar aviso de su presencia.

-Ya voy- la voz de un hombre respondió

El muchacho se tensó por la voz del hombre, Severus le molesta la galantería que tiene ese hombre además de que hace tiempo intenta salir con él. Escucho varios ruidos adentro del cuarto, incluso escucho una maldición por parte del dueño.

Miro como se abría la puerta, sin esperar más extendió su ropa del hombre, intento sonreírle fallando en el intento y hacer una mueca extraña –Fernando, aquí está tú ropa lista-

Fernando sonrío al chico siempre le encanta verlo, para Fernando ver a Severus le alegra el día –Hola Snape- le sonrió con galantería, agarro su ropa y antes de que Severus apartara la mano él la tomo besando su mano.

Severus aparto con rapidez su mano. Miro con enojo al hombre –Ya te lo he dicho que dejes ese maldito juego-

-juego venga hombre, ya te lo dije déjame cortejarte cariño a mí no me importa él te tengas una hija-

El azabache le paro su habla –Solo págame- le respondió cortante, Severus miro como Fernando suspiro derrotado, saco 50 libras y se los dio –Esto no es lo acordado, son 25 libras Fernando-

-Deja te lo mereces por todo lo que haces- le sonrió

-Gracias- se despidió del hombre el cual solo asintió.

Severus se despidió del hombre, retomo su camino su ultimo encargo era a la Señor Smith, resoplo esa mujer era muy amargada, bajo las escaleras y miro como la mujer empuja una máquina de coser.

-Señor Smith, ¿quiere que le ayude con eso?- pregunto Severus mientras se acerca con ella

La mujer agudizo su vista –Oh eres tu muchacho, sabes debes de llamar la atención a tu hija, corre como loca que tal si en su descuido me llega a golpear por culpa de ella- reprocho al joven.

El azabache rio nervioso –Oh perdón por ah...el descuido de mi niña- miro la máquina –disculpe por mi curiosidad pero, ¿adónde lleva a esta máquina?-

-La dejare afuera para que alguien se la lleve, yo ya no la necesito-

-Debe ser muy fácil hacer ropa con esto- miro curioso, jamás había visto una máquina de coser tan cerca.

-La quieres- pregunto la señora

El chico la miro con duda -¿disculpe?-

-Mira niño te la daré, yo ya no la necesito y tal vez tú la necesites más que yo-

Severus asintió extrañado por la bondad de la mujer, era la primera vez que se portaba tan amable con él –Pero no sé cómo utilizar esto-

Smith resoplo –Te enseñare, pero primero vamos a entrarla, será mejor ponerla en mi habitación para no subir las escaleras- miro como él joven asentía –Sabes yo antes tenía una boutique, pero por sacar de los problemas a mi ingrato hijo la perdí, supongo que uno como madre hace todo por sus hijos-

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