Capítulo 11

1.7K 130 24
                                    

Jane

Vi a Alexandra alejarse, y a sus espaldas esa estúpida. Sentí cada pedazo de mí romperse tan rápido que apenas me percaté, cuando vine a caer en cuanta ya estaba destrozada. Pero aún más lo estaría ella con mis palabras. Me di cuenta de que había ofendido a la única persona que me había ayudado aquí dentro.

¿Qué quiso decir con lo de tu hijo?

No lo sé, Tina. Déjame en paz. – respondí muy molesta, ya estaba un poco harta de toda esta mierda.

Oye, no te molestes conmigo – dijo tomándome del brazo – no fui yo quien la cagó. Ahora solo quiero saber cómo vas a hacer para cumplir lo pactado, ahora que tu gran amorcito no te quiere ni ver.

Te dije que no voy a hacer nada.

Oh, la chica valiente. Ya veremos si sigues así de valiente cuando te querido Will tenga a su hijo entre los brazos. Por dios, se parecen mucho padre e hijo, ¿a que ya lo notaste? – dijo con un tono de burla.

Quedé con los ojos abiertos, muda del asombro. Claro, solo ellas podían estar detrás de todo esto, de otra forma era imposible que Will me encontrara. Entonces, si ella aún sigue con ese tema, ¿a que se refería Alex?  

Estúpida, ¡que no le pase nada a mi hijo! – dije girándome para verla a la cara.

No creo que sea yo la estúpida entre tú y yo, Jane. – dio la vuelta con su andar de loca que siempre tenía. La seguí.

No te vayas. Termina de decirme que hicieron con mi hijo.

Mira angelito, ¿qué creíste? ¿Que iba a ser tan fácil, que con solo decírselo a Alex resolverías todo? pues no... las cosas no son así. Estás atada a mí, y no puedes escapar. Te lo voy a decir por última vez, o Alexandra o tu hijo, elige.

Y entonces entendí, tuvo que pasar todo esto para que me diera cuenta realmente de que esta chica no estaba loca, que iba en serio. Cuando miré a mi alrededor ya no había nadie en el patio, era medio día así que seguro ya habría empezado la hora de almorzar, y no, yo no tenía hambre en absoluto.

De todas formas fui al comedor, a hablar con Alexandra, no podía poner en riesgo la vida de mi hijo. Tenía que hacer lo que me estaban mandando o lo matarían. Y sí, la estaba traicionando, pero no tenía más opción, ya no había nada que pensar.

Caminé a prisa hasta el área del comedor, y la busqué por todos lados, pero no estaba. Entonces fui a su celda, seguro estaba ahí porque todas sus chicas estaban comiendo, y conociéndola buscará tranquilidad. Fui en dirección a las celdas y cuando me estaba acercando a la de ella sentí que hablaba con alguien, a quien más tarde identifiqué como Octavia.

No puedo creer que haya dicho eso, Octavia. – decía ella.

Bueno, tu misma lo has escuchado preciosa. No entiendo cómo es que te desvives por ella, aun cuando te trata de esa forma.

No, yo sé que ella no es así. Tal vez está alterada por lo de su hijo o que se yo, pero Jane no es así.

Por Dios Alex, no te engañes más, ella no quiere y nunca va a querer nada contigo, es una homofóbica de mierda

No pude aguantar más y entré a la celda. Rápidamente Alexandra se puso de pie, y su rostro cambió total. Se veía la rabia y la tristeza en su cara, y me mataba saber que yo era culpable de esos sentimientos que en ella habitaban y que después de eso seguiría haciéndole daño, incluso contra mi voluntad. .

¿En serio crees eso, Al? ¿De verdad crees que soy una homofóbica de mierda? – pregunté encarándola, poniéndome frente a ella e ignorando a Octavia que estaba diciendo no sé qué cosas por detrás de mí. A nuestro alrededor solo éramos nosotras dos.

Homofóbica en PrisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora