—¿De verdad lo crees?

—Por supuesto. Esa carta llegará, créeme.

Le dediqué una sonrisa, y luego nos separamos para tirarnos en el pasto, boca arriba, mirando a las pocas nubes en el cielo. Él jugaba con nuestras manos, uniéndolas y deshaciéndolas, en silencio. Y yo apreciaba ese silencio.

Era cómodo. Como si no hubiera necesidad de decir nada, porque el otro ya lo sabía. Porque Nick siempre lo sabía, de una forma u otra.

—No deberías preocuparte por ella —soltó de pronto. Lo miré confundida, y él me rodó los ojos—. Por Riley.

—Claro que lo hago, cariño. Ella se está metiendo con el teatro, y es algo que durante muchos años ha sido solamente mío.

—Lo se, pero debes tener en cuenta que sólo busca molestarte.

—Es por ti, ¿no es así? Porque ahora estamos juntos.

—Tal vez. Nunca logré entenderla realmente, en realidad. Era como si en ocasiones, cuando estábamos solos, fuese una persona normal y cariñosa, y luego, al segundo que estábamos con gente, se convertía en este monstruo manipulador de la nada.

—La quieres. —solté, pero sonó más a una afirmación que a una pregunta.

—Desde luego. Como se quiere a un amigo de la infancia con el que solías compartir tus días y ahora ya no se hablan, pero aún hay un respeto y cariño tácito, ¿me entiendes? Yo no... no la amo. Nunca lo hice. Creo que nunca he amado a nadie más que a mi familia. ¿Y tú?

—No sabría decirte, eres el primer novio que he tenido en mi vida.

Él se apoyó sobre sus codos y me miró con clara confusión en su rostro.

—¿Qué hay de Freddie?

—Nunca fuimos novios. Creo que era como si tuviésemos miedo a ponerle una etiqueta a nuestra relación, y creo que en mi interior siempre supe que no íbamos en serio.

—Pero él te gustaba.

—Claro. Así como tú me gustas, y como tú me gustabas en primer año, y en segundo año, y en tercer año...

Él elevó una ceja y pude ver cómo capté su atención.

—¿Yo te gusto desde hace años?

—Tú le gustas a todo el mundo, Nick. Eres un Dios Griego.

—¿Cómo dices? —preguntó confundido.

—Verás... en la población femenina de Ridgewell, tú y tus tres amigos son conocidos como los Dioses Griegos.

—¿De verdad? ¿Y cómo es que recién me voy enterando?

—No lo sé, quizás porque eres hombre —me encogí de hombros—. Ryan es el chico malo y sexy, Drake Murphy es el rompe-corazones, Chris Harries es el gracioso y tú... eres el inalcanzable.

Nick rió fuerte. Y con ganas. Tanto que a mí me contagió una sonrisa que no pude sacar de mi rostro.

—¿Ryan es el malo? Dios mío, Scarlett. Que imaginación tienen. Ryan no se ha metido en una pelea en toda su vida, e incluso solía estar aterrado de Patrick —dijo Nick, enumerando con la mano—. Segundo, Drake no ha roto ningún corazón excepto el suyo, cuando su ex novia lo dejó por teléfono tras engancharse con su amigo de la infancia. Tercero, el humor de Chris se centra en los chistes de flatulencia y bromas de mal gusto que a nadie le hacen gracia. Y, por último, yo no soy inalcanzable.

—¿Ah, no? —respondí a eso último.

—No, porque tú me atrapaste, muñeca.

Y así, un día de enero, murió el mito de los Dioses Griegos de Ridgewell.

Drama Queen (DQ #1) [COMPLETA]Where stories live. Discover now