CAPÍTULO 50 ( En la guerra y el dolor )

Start from the beginning
                                    

—¿Y eso te importa?

—Para nada…

Besos.

Besos de miel. Besos sin hiel.

Besos que arden. Besos que matan.

Uno, dos. Bailaron al ritmo de sus manos.

Uno, dos. Ya no se podían dejar, no.

Pero JiMin se separó para poder mirar a Jeon por una eternidad.
Se acercó y depositó un suave beso en su mejilla. Lo miró como siempre quiso mirarlo. Se demoró un largo tiempo grabando en su memoria cada pequeña parte de su rostro. En su mente no podía creer lo que estaba pasando. Finalmente lo tenía frente a él, después de tantos años. Su anhelo había sido tan grande, que ahora que estaba a solo milímetros de su rostro, le parecía imposible.

Su JungKook, el protagonista de sus sueños, por siempre su JungKook.

Sonrió sabiendo que esa sonrisa era algo que Jeon amaba.

Lo abrazó fuerte, muy fuerte, sintiéndose un koala.

Respiró hondo su perfume y no pudo evitar que algunas lágrimas cayesen por su rostro. JungKook lo miró preocupado, pero bastó solo ver los ojos de su amor derrumbados para darse cuenta de lo que estaba pasando. No estaba bien. Lo que hicieron no era lo correcto, pero entonces, ¿por qué había sido lo mejor que les había pasado? ¿Cómo solucionarían sus problemas? ¿Quién los guiaría?
¿Podrían estar juntos algún día?

—Yo… debo irme.

—JiMin no, no por favor.

—Tengo una cita importante.

Silencio.

JungKook sintió la bilis subir hasta su garganta. El fantasma de los celos. Quiso hablar, pero no se atrevió. Prefería con una mirada decir lo que no pudo. La realidad llegaba con más fuerzas y eso solo le provocaba dolor de cabeza. ¿Así terminaría todo? ¿Con el recuerdo de una noche?

¿Cómo una aventura más?

Una aventura de una noche de septiembre.

Tenía ganas de llorar al recordarlo todo. Le estaba arrancando la vida. Su JiMin se iría con él. Con él que le estaba quitando un pedazo de su vida. Con el que le estaba quitando su medicina de amor. Maldito idiota. Si tan solo pudiera robarse a JiMin y largarse lejos, muy lejos de todos, lo haría. Lo amaba demasiado, había nacido para adorarlo. Tal vez ni en mil años ya podría olvidarlo, tal vez ni en mil noches, ya podría dejar de amarlo.

Si tan solo eterno en sus brazos pudiera vivir por siempre.

Y si no vivía mil años, su alma seguramente lo amaría con devoción. ¿Quién pudiera vivir mil años para amarlo? Por él quería existir, mil noches para que le jure: Que, si mil años viviera, mil años lo quisiera.

Mil años lo quisiera, si mil años él viviera.

—Si piensas que me estoy yendo con Tae…

—No digas su nombre JiMin —le indicó serio—, no cuando acabamos de despertar juntos.

—Déjame hablar —pidió JiMin—. Voy a ir a una cita de negocios.

ʟᴀʙɪᴏꜱ ᴄᴏᴍᴘᴀʀᴛɪᴅᴏꜱ ➳ [ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ]Where stories live. Discover now