CAPÍTULO 52 ( Malditas consecuencias )

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No durmió en toda la madrugada.

Al hablar con TaeHyung, este le había dicho que llegaría dos días despues y soloahí conversarían todo lo que JiMin quisiese. Ciertamente al rubio le sorprendió aquella respuesta, pues generalmente el castaño hubiese dejado todo para venir con el. JiMin se preguntaba el por qué, sin saber que TaeHyung estaba en la puerta de su casa en el momento que lo llamó.

El castaño lo sabía todo.

Solo necesitaba un poco de tiempo. Para pensar qué hacer o para rezar que se equivocara de pensamiento. Por eso cuando JiMin lo llamó llorando, tubo que decir que aun estaba en casa de YoonGi en Daegu, pero en realidad estaba tan cerca, tan lejos.

Más lejos que nunca.
JiMin se movía de un lado a otro. Había visto el amanecer y su pecho se oprimía de una forma que estaba matándolo lentamente. Tenía que decidir qué hacer. Por un lado tenía a ese dulce castaño, de piel canela, sonrisa rectangular y ojos llenos de miel. Un alma pura, manos que quemaban al tocar su piel.

Con él se sentía bien y no se acordaba del pasado. De pronto en su vida simple, TaeHyung fue un milagro. Con él no había un día gris, ni noches frías antes de dormir. Con él no morían de hambre ni de sed sus labios. Con él quería una y otra vez volver hacia sus brazos para salvarse, sobretodo cuando solo a JungKook podía recordarle.

Con él, el mundo parecía un lugar amable.

Con él era más que el mismo, porque al quererlo quería ser mejor. Y si lo dejaba, tal vez la vida le quedaría grande, porque era solo su amor el alma de su alma. Era su amor la fuerza qur lo alzaba.

Era su amor un recuerdo y una voz que hablaban todos sus silencios.

Con él se reía más porque la vida le gustaba. Con él las guerras perdidas parecían ganadas. Con él en su habitación, la luna se juntaba con él. ¿Qué haría sin él protegiéndolo cuando le tenga miedo a las mañanas?

Las horas pasarían sobre el y al final del día tal vez con su decisión, ya nunca habría un final feliz.

Pero también estaba JungKook.

Su bonito JungKook.

Nunca pudo contar las veces que soño con él. Los momentos que vivieron juntos, las travesuras y los besos de niños. Puros como el agua de un manantial. Nunca pudo olvidar nada de ño que vivió con él. Como aquel verano en el que cuando niños, fueron a buscar cangrejitos, tomados de la manito y un simple besito hizo que se distrajeran sin darse cuenta que se habían perdido. El pequeño Kook lo había protegido y guiado calmando sus lagrimitas y fue entonces cuando JiMin vio los ojitos de Kook, unos ojitos que lo derritieron con su mirada.

Deseó que el verano fuese eterno.

Pero aquel verano se volvió un invierno cuando al llegar nuevamente tras diez años, vio que otros brazos lo esperaban. Se congeló mientras él solo esperaba. Esperaba parado en una esquina viendo como JungKook anunciaba su noviazgo con MinJi y sin darse cuenta le rompía el corazón.

Un corazón que él pensaba que ya no se podís romper.

Y cuando JungKook lo beso nuevamente, entendió cual era su papel. Era el de amarse cuando nadie los ve. Por eso no estaba seguro. No estaba listo para sufrir.

Las balas perdidas de ese amor, prefería no verlas en su piel.

Pero su amor por él era demasiado grande. Siempre que le prefuntaban por él, decía que toda su vida había soñado en volverlo a ver.

En conocerlo otra vez.

Y que dolía por dentro que no estuviese junto a él. Lo quería a su lado, añoraba sus besos y sus abrazos. Quería verlo y poder sentirlo aunque sea una sola vez. Dejar que se duerma en su pecho y acariciarle el cabello para hacerlo soñar. Dejar que lo consumiera por dentro y que lo fumara como la droga más adictiva del mundo.

ʟᴀʙɪᴏꜱ ᴄᴏᴍᴘᴀʀᴛɪᴅᴏꜱ ➳ [ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ]Where stories live. Discover now