Tediosa mañana

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El primer día lograron disimular bien, y los demás les creyeron. Todo había resultado bien, muy bien, según Sebastián que, a pesar de que en la mañana estaba sólo en su habitación, la noche había sido muy placentera para él. No había podido disfrutar del todo de su hermana, pues ella de repente, cuando estaban por llegar a la mejor parte lo detuvo, se levantó y con un último beso se retiró "Ya sabes la regla" le dijo. Desconcertado, y frustrado, el peliplatinado tuvo que volver a su cama a dormir, solo.

Para el joven Wayland, la noche fue un tormento constante de preguntas sin respuesta, desde que tocó la cama hasta que vio la habitación iluminarse con los primeros rayos del sol.

Consciente de que estando allí dando vueltas no lo llevaría a ninguna parte, decidió darse un baño de agua fría; al mirarse al espejo casi se asusta por su aspecto: su cabello era un desastre, su expresión era cansada y la punta del pastel fueron las dos bolsas moradas que había bajos sus ojos. Un día lejos de su Clary y ya estaba que perdía la cabeza. La necesitaba, necesitaba tenerla en sus brazos, poder inhalar su aroma a hierba, como sus ojos, y escuchar su voz. Pero eso no pasaría, porque eso si era un sueño, y debía enfocarse en la realidad, donde Clary parecía no querer verlo ni en pintura.

Terminó de bañarse y se puso la misma ropa de anoche, pues la ropa con la que llegó ya no estaba. Supuso que las criadas se la llevaron para limpiar, por lo que no tuvo de otra. Al salir fue directo por el mismo camino que hizo ayer para llegar al cuarto, y al cruzar las puertas del comedor, se sorprendió de sólo encontrar a Lucian, sentado desayunando y jugando con una navaja aparentemente aburrido.

-Buenos días Lucian-saludó Jace apenas llegó a la mesa. Lucian lo miró y puso cara de espanto fingido.

-Te diría lo mismo, pero parece que de bueno no tiene mucho-dijo haciendo referencia a la cara demacrada del joven-. Tengo la leve sospecha de que no has dormido bien, o directamente no haberlo hecho.

-La verdad no sé cómo lo sabes, o qué pudo habértelo dicho-respondió Jace con sarcasmo mientras se sentaba frente al castaño. Una criada se acercó y preguntó que deseaba para desayunar-. Quiero un café negro fuerte con tostadas y mermelada de mango.

Tras retirarse la joven, Lucian se quedó mirando a Jace. Había algo diferente en él, no sabía con exactitud qué era, pero lo intuía; se había percatado de cómo miraba a Clary últimamente, también Jonathan, sospechaba que algo ocurrió en su ausencia, y aunque por el momento lo dejaría pasar, ya averiguaría de qué se trataba. Jace no tenía su característico brillo soberbio en sus ojos, Jonathan estaba más serio y frío, tal vez se habían peleado, pues era extraño para Lucian no verlos charlando y peleando juguetonamente; no estaba de más mencionar que también se percató del brillo de confusión en sus ojos cuando vieron a James. Si, algo ocurrió, y ya hablaría de sus sospechas con Val más tarde.

Hablando del susodicho, el hombre de oscuros ojos hizo presencia en el lugar, acompañado de su hermosa esposa.

Jocelyn, pensó Lucian, cada vez que la miraba era como la primera vez, ojos verdes intensos, cabello rojo, ahora sujeto en una perfecta coleta alta, y ese porte tan elegante y ese leve contoneo al caminar. Si, era simplemente hermosa a sus ojos, pero nunca pudo lograr que esos ojos lo miraran como lo miraba a su parabatai; le había costado aceptarlo, pero su amor era tan grande que prefería que ella fuera feliz, a pesar de que sea con otro hombre, más si era su mejor amigo, a quien quería como un hermano.

Valentine se percató de la mirada de su parabatai en su mujer, e inevitablemente rodeo la cintura de ella con su brazo. Había pasado la mejor noche de su vida en 17 años, y lo que menos quería era que su buen humor se arruinara, aunque sabía que en este mundo Jocelyn era suya y lo amaba como en antaño. Se sentó en la punta de la mesa con Jocelyn a su derecha junto a su hijo adoptivo, y Lucían a su izquierda. El desayuna transcurrió en paz, hasta que las puertas se abrieron y se vio a una pequeña figura frotándose los ojitos negros.

En el Último MinutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora