¿Y ahora qué?... Actuar

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Valentine se tomó un momento para pensar en la situación crítica en la que se encontraba; lo único consolador era que al menos sabía en qué lugar estaba, y podía usar esa ventaja para averiguar qué sucedió. Luego miró nuevamente las fotos en su escritorio, y un pensamiento repentino llegó a su mente.

Jace y Jonathan ¿Dónde estaban? Si no mal recordaba, el rayo también los golpeó a ellos. Con paso firme y algo apresurado se dirigió hacia la puerta que lo condujo al pasillo. Incluso la casa tenía la misma decoración que recordaba que tenía antes de incendiarla. No dio ni 3 pasos, cuando vio a una criada dirigirse hacia él, aparentemente, agitada.

-Señor Valentine-dijo al llegar a él e inclinándose-Señor, temo que hay un problema. Son los jóvenes Jonathan... están peleando en el living y están rompiendo muchas cosas, señor.

Valentine no tardo más; se dirigió apresurado al lugar de donde provenían los ruidos escandalosos de madera astillarse y vidrio quebrarse. A pesar de los años que pasaron, aún conocía esa casa como la palma de su mano. Al llegar, observo la destrucción de su tan elegante living; la lámpara de cristal negro que alguna vez estuvo sobre la pequeña mesa de vidrio, ahora estaba hecha añicos contra la blanca pared; el gran sillón tenía un largo tajo dejando ver su relleno, como si alguien lo hubiera hecho a navaja; a unos pocos metros de donde Valentine se encontraba, estaban los restos de lo que fue un hermoso florero; las flores estaban esparcidas, un charco de agua y la cerámica rota con un poco de sangre.

En el medio de todo ese desastre, se encontraban Jonathan y Jace, el primero sobre este último tratando de clavarle un cuchillo en su garganta. Poco le importó a Valentine, que su hijo y su hijo adoptivo tengan la apariencia de dos muchachos de 15 años, solo tomó a Jonathan de la parte de atrás de su camiseta y tiró de él alejándolo de Jace, y sosteniéndolo en el aire como hizo en el bosque; cuando Jace se puso de pie, dispuesto a atacar de nuevo, Valentine le encestó un golpe en la mejilla tirándolo al suelo nuevamente.

-Si antes no tenía tiempo para sus peleas, ahora no tengo ni la paciencia para fingir que si-el tono de Valentine era autoritario y cargado de enojo. Estaban en un problema muy grande como para que estén comportándose como niños. Valentine soltó a Jonathan, el cual se cruzó de brazos y bufó, claramente molesto por la interrupción; Jace, quien se levantó del suelo, solo se tocó la mejilla, que se estaba poniendo roja -A mi oficina, ya.

Los muchachos, de muy mala gana, obedecieron y caminaron, lanzándose miradas asesinas. Al llegar al despacho, Valentine hizo que sus hijos se sentaran en sofás diferentes frente a su escritorio. Como ya no eran niños, o, mejor dicho, ya no unos mocosos, los pies de ambos llegaban al suelo y no colgaban, como Valentine recordaba cuando los regañaba a cada uno en sus respectivas casas.

Valentine se tomó un momento para observar a los chicos en frente de él. Eran más bajos de lo que eran antes, pero estaba claro que al ser mayores serían tan o más altos que él mismo; los cabellos de ambos, en especial el de Jace, estaban despeinados, y parecía una melena alrededor de sus cabezas, pues estaba acostumbrado a verlos bien peinados y prolijos; sus ropas era distintas a las que llevaban hace unos 20 minutos, ya no traían el equipamiento de batalla, sino más bien ropa holgada y cómoda: Jace traía una camiseta blanca manga larga, que tenía un corte con sangre en el brazo derecho, y unos pantalones de dormir; Jonathan, traía una camiseta negra manga corta que, a diferencia de Jace, no tenía ni un rasguño, y un pantalón idéntico al de Jace.

- ¿Qué tanto nos ves? -dijo Jace de manera casi agresiva.

-Silencio. Estamos en un problema grave, y eso los incluye a ustedes, así que no quiero peleas, de ningún tipo, ¿Está claro? -dijo Valentine pasando su mirada de Jace a Jonathan y luego de vuelta al primero.

En el Último MinutoWhere stories live. Discover now