Madre e hijo

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Una pareja se encontraba corriendo en el desierto Gerudo, la mujer traía en sus brazos a un pequeño bebé, el cual tenía una marca dorada en su mano derecha, el hombre sujetaba con fuerza la mano de su esposa mientras con la otra mano empuña a su espada, los perseguían unos lizalfos, pero no eran normales, su piel era oscura y goteaba brea, y sus ojos parecían llamas, eran creaciones de Ganon.

El monstruo se encontraba todavía débil, no había despertado todo su poder... Pero había creado esbirros que se encargarán de asesinar a la próxima reencarnación del héroe de Hyrule.

La pareja había viajado por todo Hyrule, huyendo de esos monstruos, pues al nacer su hijo y ver aquella peculiar marca en su mano, se dieron cuenta de que la vida del menor corría peligro, pues el era la reencarnación del elegido.

Habían logrado esquivar a los monstruos durante todo su viaje, pero al llegar al cañón Gerudo estos finalmente los encontraron, y ahora la pareja corría tratando de salvar la vida de su preciado hijo.

- Cariño, corre, la ciudadela Gerudo está cerca... No les digas que nuestro hijo es un varón y te dejaran entrar - le dijo el hombre.

- No, no me iré sin ti -.

- Amor, es la única opción, no dejan entrar a hombres y si no entras pronto esos monstruos alcanzarán al bebé -.

- Pero... - fue interrumpida por una fuerte vibracion que ambos sintieron en la arena, un Lizalfos maldito salió se esta y se arrojó sobre el hombre en un ataque sorpresa, clavandole su lanza en el pecho, matandolo al instante.

La mujer grito horrorizada, rápidamente corrió lo más rápido que pudo mientras sentía como aquella bestia casi le pisaba los talones, hasta que sintió un profundo dolor... La criatura le había clavado su lanza en su espalda, atravesando su cuerpo, esta se desplomó en el suelo, mientras en su desesperación abrazaba a su hijo.

El Lizalfos estaba a punto de matar al infante cuando fue decapitado de golpe por una cimitarra, el cuerpo sin vida cayó al suelo, dejando ver a la matriarca Gerudo, Urbosa, quien se encontraba fuera de la ciudadela pues había ido a ver las reservas de hielo y agua que tenían por el desierto.

- Cuánto lo lamento, trate de llegar lo más rápido posible - la pelirroja se arrodillo junto a la mujer Hyliana - Resista por favor, la llevare al pueblo Gerudo y la atenderemos -.

- N-No hay tiempo... Esos monstruos ya me vieron... Por favor, ciude a mi hijo... E-El es el elegido... E-El detendrá al mal de Hyrule... P-Pero ahora mismo los monstruos le dan caza a su cabeza... P-Por favor... Proteja a mi bebé... A mi Link... - la mujer beso la cabeza del menor para luego cerrar los ojos... Y no volver a abrirlos jamás.

Urbosa tenía lágrimas en los ojos al presenciar tal escena, cargo con cuidado a la criatura y la miro con tristeza, era un hermoso bebé Hyliano de ojos azul cielo y un cabello dorado, en su mano tenía la marca de la trifuerza del valor, mostrando ser el héroe que tanto necesitaba Hyrule.

Debía protegerlo...

Urbosa ordenó que a la pareja se le hicieran los ritos funerarios, para luego ser enterrados en un pequeño Oasis donde descansarian en paz.

Pero antes, llevó al pequeño a la ciudadela Gerudo, al principio la gente se negó, pues rompía la regla de no dejar entrar a ningún hombre, pero al oír la historia, ver la marca del bebé y ver a la tierna criatura nadie se negó...

La matriarca decidió criarlo como si fuera su propio hijo, se encargaría de mantenerlo a salvo de Ganon...

El tiempo pasó, el bebé se había convertido en un niño que era el sol en la vida de Urbosa, amaba con todo su corazón a ese pequeño. El pequeño príncipe también le había robado el corazón a todo el pueblo Gerudo, nadie se resistía ante su sonrisa o sus tiernos ojos.

Mi príncipe (Sidlink) - The Legend Of Zelda Breath of The Wild (Yaoi) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora