La ciudad de New York siempre ha sido tan tranquila y nada anormal.
Todo eso acaba hasta que hay un encuentro entre tú y el gran sheriff de esa zona, Villa Fábulas, Bigby, un viejo amigo o más bien; tu ex. ¿El amor podría seguir así? ¿Se revelarán s...
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Todo nuestro camino fue algo largo, debido a que tuvimos que tomar un taxi y el tráfico ahí no ayudaba, por lo que pagamos antes, para bajarnos e ir corriendo a la carnicería tan conocida del lugar. Ya que necesitábamos atrapar a los imbéciles amigos de nuestro enemigo, o más bien, enemigo de Bigby. Por mi parte solamente le seguía el camino en silencio, él lo notaba por lo que en ningún momento quiso hablarme, ya que no quería tocar una fibra tan delicada pero ahí me ven a un lado de él en la entrada de aquella tienda. Yo cruzada de brazos, y él ahí fumando como siempre, antes de entrar me dio una última mirada.
— ¿Por qué te fuiste así de repente?— Me preguntó mirando el interior de la tienda, sin dirigirme la mirada.
— Me llamaron del trabajo.
— Sí, me dijo eso Snow.
— Entonces no sé por qué haces la pregunta.
— Porque siempre mientes, ____. Y nunca sé cuándo le dices la verdad a alguien.
— . . .— No contesté a eso y sólo evite su vista.
— Tomaré eso como un sí.
Y así él ingresó a la tienda para luego hacerlo yo después de haber soltado un suspiro de enojo.
En cuanto entramos vimos que había un letrero de no fumar, a lo que yo vi a Bigby en espera de su acción y que respetara, volteó a verme por unos segundos, para luego tirar al suelo el cigarrillo y pisarlo. Sonreí satisfecha, de eso luego toque la campana. Me quede recargada en aquella parte donde se ubicaba la pequeña campana, en espera de que apareciera el jefe de ahí, o nos atendieran, mientras que mi compañero daba vueltas por el pequeño lugar en busca de algo, tal vez de alguna pista que dijera lo que andaba buscando, supongo que del fragmento del espejo que se había llevado Crane. Simplemente solté un suspiro, y coloque mi mano en la mesita comenzando a darle suaves golpes con mis dedos en forma de estar impaciente.
¿No había nadie? Gruñí y comencé a darle varias veces a la campana hasta que una mano me detuvo.
