CAPÍTULO 9: MALESTAR

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Ya estaban todos en el vehículo. Keroto lo activó y comenzaron a volar.

Allí estaban todos, viendo por los cristales del coche el caos que estaba sucediendo en la Luna. A la vez, veían un precioso paisaje.

Keroto activó la radio. Comenzó a sonar una música, muy distorsionada. Tanto, que a Pluvia le empezó a dar grima.

- ¡Keroto, quita eso!

- ¡Espera, espera! ¡Que estoy buscando la onda de frecuencia justa!

Keroto movía la ruleta de la radio, hasta que logró encontrar la sintonía perfecta. Mientras sonaba la música de fondo, los chicos veían la belleza del paisaje mezclado con caos, explosiones y cráteres lunares.

Verú, que estaba en los asientos traseros del coche junto con Pluvia, empezó a moverse.

- ¡Eh, chicos! ¡Verú se está moviendo!

Rokko le respondió. – Intenta despertarlo.

Pluvia empezó a darle golpes suaves a su pecho mientras decía su nombre. Parece ser que Verú había abierto los ojos, estaba muy confuso.

- ¿Eh? ¿Qué ha pasado?

Pluvia, mientras lo calmaba. - ¡Tranquilo! Estamos en un coche volando hacia un sitio. Los Seres están destruyendo Mare Serinitatis y ahora estamos yendo a buscar a Anidax.

Verú, a pesar de lo mal que se veía, mostraba una ligera sonrisa. - ¡Madre mía, lo que se hace por amor!

- ¿Aún sigues con eso? ¡Que no me lo estoy ligando!

- ¡Si, si! ¡Lo que tú digas!

Pluvia soltó un suspiro de enojo y se fue a ver el paisaje por la ventana del coche, ignorando a Verú.

- ¡Eh, no te enfades! ¡Que no pasa nada por querer a alguien!

- ¿Aún sigues? ¡Que no me gusta! ¡Pesado!

Mientras Pluvia pronunciaba estas palabras, se volteó a ver de nuevo a Verú. Vio su aspecto, y parecía estar casi muerto. Lo miró extrañada, mientras esperaba una respuesta de por qué Pluvia estaba mirando tanto a Verú.

No obtuvo ninguna respuesta.

- Verú, ¿te pasa algo?

- No... no me encuentro bien. Me estoy mareando.

- ¿Lo dices en serio?

- Sí... esta vez no estoy actuando, te lo prometo.

Pluvia se acercó al asiento de Keroto.

- Keroto, ¿cuánto queda para llegar?

- Estamos a nada. Ya estamos rodeando las afueras de la ciudad y la base está por aquí cerca.

Las bases se veían a lo lejos. Finalmente llegaron. Se podía ver como cientos de soldados cogían sus naves espaciales e iban a la ciudad a tratar de matar a los Seres. Mientras, por otra parte, había otros cientos de soldados que estaban entrando a unas naves gigantes, para posiblemente, evacuar la zona.

Pluvia temía que Anidax ya estuviese dentro de la nave o yendo a combatir contra los Seres.

Estaban sobrevolando la base, tratando de buscar a Anidax.

Pluvia se fijó en la tarjeta, y logró encontrar datos que le fueron de ayuda. En ellos ponía el número de habitación en los que Anidax se alojaba en la base lunar. Era el número 628

- ¡Chicos, aterrizad dentro de la base!

Keroto respondió. - ¿Y si nos matan?

- ¡Meteos debajo de los asientos! Yo, como soy humana, no creo que sospechen de mí mientras estoy afuera buscándolo.

PluviaWhere stories live. Discover now