CAPÍTULO 6: EL VIAJE LUNAR

3 0 0
                                    

- ¡Chicos, despertad! ¡Ya hemos llegado!

Pluvia se despertó mientras Rokko seguía durmiendo. – Qué bien he dormido, se puede ver desde aquí la base. ¡Cuántas luces tiene, por Dios!

- ¡Cierto! Ahora nos queda colarnos en la nave... parece complicadito. Pluvia, ¿puedes conducir tú? ¡Tengo tanto sueño que estoy empezando a tener alucinaciones!

- Vale, mientras ve despertando a Rokko, que parece que se ha quedado muy dormido.

Mientras Pluvia y Verú intercambiaban sus posiciones – cosa que fue más complicada de lo que parecía. – el vehículo se iba acercando cada vez más a la base, y podía alertar a la seguridad de aquel lugar y entrar en problemas.

- ¡Vamos Rokko! ¡Despierta! – Verú comenzó a balancearse sobre Rokko para que se despertara de una vez. Y lo consiguió.

- Eh... ¿qué pasa?

- ¡Llevamos despiertos un buen rato! ¡Tú seguías durmiendo!

Pluvia los interrumpió – Chicos, estamos a punto de entrar en el campo de protección de la base. Voy a aterrizar el coche y a partir de aquí tendremos que ir andando.

Verú, con su tono alegre y positivo de siempre. - ¡Vale!

Aterrizaron exitosamente y se bajaron del vehículo. Seguía siendo de noche y estaban en medio del desierto, a unos cientos de metros de entrar a la base. Comenzaron a andar hacia ella.

No veían a nadie que estuviese fuera de la base. Fueron corriendo para no perder tiempo, ya que quedaban 30 minutos para que la Raziman despegase. La base estaba rodeada por un muro de 20 metros hecho de hormigón, pero tenía un gran portal que daba acceso para entrar a las personas autorizadas.

Rokko parecía estar agotado. - ¡Chicos, un momento! No puedo más... qué agobio. Vamos a descansar un rato.

Verú aprovechó para burlarse de él. - ¡Osito...! ¿acabas tú la frase o la acabo yo?

- Cállate.

- ¡Lentooo!

Pluvia, muy seria. - Chicos ya. Venga, vamos a ir andando. Mientras vamos a pensar cómo entrar a esta base.

Minutos más tarde, a Verú se le ocurrió una idea. - ¡Ya sé! – Dirigiéndose a Pluvia. – Puedes hacer como que eres una militar o autoridad que va a entrar a la base, y Rokko y yo hacemos como si estuviéramos esposados y nos llevas a la Luna para hacer algún experimento o algo... Si no nos pillan seguimos con lo nuestro, y si nos pillan corremos y nos escondemos.

Rokko, pesimista, como casi siempre. - El plan es horrible. Ni de coña va a funcionar ni una cosa ni la otra.

- ¡Pues di tú un plan mejor que ese en vez de quejarte! ¿O es que no te da la cabeza para más?

- Alomejor me da la mano para estamparte en el suelo.

- ¿Ti 'xa xillok et ká yos hax? ¡vlyko verak fetú!

- Dax l' nilibrak mentix, kodadoá ma sletoj.

Comenzaron a hablar en un lenguaje que ni Pluvia entendía, pero que ella sabía que no eran precisamente halagos. Cada vez que se insultaban lo hacían en el lenguaje neómino, ya que sabían que a Pluvia no le gustaba que hablaran de forma indebida.

- ¡Chicos parad ya! Vamos a hacer lo que ha dicho Verú, si nos sale mal, ha salido mal y punto. Si no juegas no ganas.

Comenzaron a prepararse. Rokko y Verú hacían como si tuvieran esposas, aunque no se hubieran puesto nada. – que, si luego preguntan que dónde las tienen, Pluvia diría que son esposas invisibles, una nueva tecnología inventada recientemente. – Y Pluvia trató de vestirse lo más formal posible.

PluviaWhere stories live. Discover now