Hurgué en mi closet intentando encontrar algo que usar. Saqué un vestido negro que vestí en la boda de una amiga unos años atrás. Era sencillo, con tirantes delgados y un cuello en v. Me puse algo de maquillaje y el cabello dejando escapar algunos rizos. Me puse brillo de labios y miré el reloj, eran las 6:58. Me miré al espejo una última vez y me dirigí hacia la puerta.

Estacionado en el contén había una limosina negra con un hombre recostado contra ella. -Señorita Cabello, presumo.

-Sí, soy Camila Cabello. -Sonreí y él abrió la puerta, ayudándome a subir. Acepté el confort y la suavidad del interior. Me sentía como una princesa en camino a su baile. Miré hacia el frente donde se encontraba el chofer-. Perdone, ¿cuál es su nombre?

Me miró a través del espejo retrovisor. -Denny, madam.

-Gusto en conocerte Denny; ¿la señorita Jauregui siempre es tan mandona? -pregunté cortésmente.

Él sonrió y sacudió la cabeza. -La señorita Jauregui está acostumbrada a obtener todo lo que quiere. -Rodé los ojos y miré hacia afuera, por supuesto que lo hace.

Entré al restaurante y me dirigí hacia el mostrador donde una pelirroja alta preguntó si podía ayudarme.

-Me estoy reuniendo con la señorita Jauregui -respondí. Sus ojos lucieron como dagas al instante.

-Sígame. -La pelirroja con ojos afilados me guió hacia el final del restaurante hacia la mesa en que Lauren estaba sentada. Ella nos vio venir y se levantó. Caminó hacia adelante y movió una silla para mí. De acuerdo, hasta ahora tiene modales.

-Buenas noches señorita Cabello, me alegro que decidiera venir.

Quería decirle que sólo estaba ahí por la experiencia del restaurante, y que de haber escogido cualquier otro sitio, no habría ido. Me senté en la silla mientras ella caminaba hacia la suya.

-Buenas noches señorita Jauregui, gracias por invitarme, pero realmente no era necesario, y por favor, llámeme Mila.

Me miró fijamente. -¿No es su nombre Camila?

Tomé un sorbo de agua. -Sí, pero mis amigos me llaman Mila.

Tomó el menú y lo abrió, me sorprendieron las siguientes palabras que salieron de su boca.

-Pero no somos amigas Camila.

De acuerdo, retiro lo de que la mujer tiene modales, es simplemente grosera.

Abrí mi menú. -De acuerdo señorita Jauregui, ¿por qué no nos atenemos a señorita Cabello? -La vi sonreír ligeramente detrás del menú.

-Ordene cualquier cosa que desee, parece que no hubiera comido en semanas. -La miré con dureza.

-Como todos los días señorita Jauregui, no que le importe. -De pronto lucía intrigada y dejó su menú sobre la mesa.

-Es que es muy delgada.

¿Qué mierda le pasa a esta mujer? Primero, dice que no somos amigas; ahora me llama anoréxica.

-Es el modo en que nací; siempre he sido delgada.

Presionó sus labios cuando llegó el camarero con una botella de Pinot Grigio. Vertió el vino en cada copa y procedió a tomar nuestra orden. Miré a Lauren mientras ella me observaba a mí; me estaba poniendo tremendamente incómoda, pero al mismo tiempo me excitaba. El corazón comenzó a latirme con prisa y un dolor familiar se alzó desde abajo. Dos pueden jugar este juego.

-¿Cuál es su historia señorita Jauregui? -Se llevó la copa de vino a los labios y tomó un sorbo, nunca apartó sus ojos de mí.

-¿Mi historia? -preguntó simplemente.

Una sonrisa pequeña se escapó de mis labios. -Sí, su historia.

-Qué hay para contar, soy una Funcionaria Ejecutiva veinteañera, tengo más dinero del que alguna vez necesitaré; no tengo relaciones; usualmente obtengo lo que quiero y hago lo que me da la gana. -Me senté allí mirándola todo el tiempo mientras alardeaba de sí misma.

-Con eso fuera del camino, ¿cuál es su historia, señorita Cabello?

-No tengo historia señorita Jauregui; tengo veintitrés años; me mudé aquí con mi novia hace poco más de un año; trabajo a tiempo parcial en una compañía de discos; pinto y soy voluntaria.

Se sentó, sopesando si hacerme o no la siguiente pregunta.
-¿Qué piensa su novia sobre usted cenando conmigo?

-No piensa nada, ya no estamos juntas. Se mudó hace tres semanas. -Miré hacia la mesa.

Podía sentir un poquito de simpatía en su voz. -Oh, ¿puedo preguntar cuánto tiempo estuvieron juntas? -Encontré particularmente extraño el que quisiera ponerse tan personal.

-Estuvimos juntas cuatro años; nos conocimos en la universidad y nos mudamos desde Michigan.

Alzó las cejas. -Cuatro años es una cantidad de tiempo seria. -Decidí exponérselo todo ya que parecía tan interesada; de todos modos era muy poco probable que nos volviéramos a ver después de esta noche.

-Sip, una noche llegó a casa del trabajo y dijo que necesitaba espacio, empacó sus cosas y se fue. -Sabía la razón, pero eso no se lo iba a decir a Lauren.

Ella luchó con sus siguientes palabras y eso me atrapó por sorpresa.

-Siento que le haya hecho eso.

Moví la mano frente a mi rostro. -No lo sienta, nada dura para siempre.

Estaba sorprendida por mi elección de palabras, pero era la verdad y yo no temía decirlo.

Para Siempre - (Camren FanFic)Where stories live. Discover now