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—¿Te molesta si me quito la blusa? —Pregunto ya sentada. —Tengo calor. —Comento.

—No tengo problema.

Tres horas llevamos aquí, el calor se empieza a sentir y es horrible. Ashton se quitó su camisa hace unos minutos y ahora yo igual, ya que importa si me ve en bra.

—Iniciaremos el año encerrados en un ascensor, mala suerte ya te siento. —Musito y él suelta una pequeña risa.

—Quizás morimos aquí.

—Ese positivismo no te lo robo Ash. —Ruedo los ojos y vuelvo a acostarme en sus piernas.

—Lindo encaje.

—Lindo abdomen.

La música sigue sonando pero su celular está próximo a morir, después escucharemos de mí música, lo malo es que mi celular no está muy cargado así que aguantará unas dos horas o menos.

Malditos, ojalá nos saquen rápido.

—¿Has tenido sexo en un ascensor? —Pregunto y él empieza a toser. Creo que se atoró con su saliva.

Le doy toquesitos en su pecho aunque no sé si eso sirva y él se va calmando.

—¿Sexo en un ascensor? —Pregunta y yo asiento. Él niega. —¿Tú si?

Niego.

—¿Y quieres? —Pregunta coqueto levantando sus cejas una y otra vez.

Ambos reímos por unos minutos.

—Que rara eres.

—¿Yo? Fue una pregunta muy normal.

—No lo digo solo por eso. —Sonríe burlon, le pego en el brazo y él hace una mueca. —Deberíamos bailar.

Lo miro con el ceño fruncido, ¿se le soltó un tornillo o qué?

—¿Bailar? —Pregunto confundida.

Claro, y yo soy la rara.

—Si, ya sabes, mueves tu cuerpo al ritmo de la música y puede ser en pareja.

—Se que es bailar, tarado.

—Ese amor que me tienes.

Pone la mano en su pecho mientras hace un puchero.

Lo veo levantarse y me tiende su mano, la acepto y lo miro ya de pie.

—Vamos a bailar.

—No pienso saltar en esta cosa ni nada así. —Aclaro mientras escucho la música de su celular.

—Entonces... vamos a bailar lento con música rápida.

Me mira pidiendo permiso y yo asiento sin saber bien cuál es su idea. Pone sus manos en mi cintura y me acerca a él, yo paso las mías por su cuello.

—Nunca pensé bailar esta canción así pero no está tan mal. —Musita en mi oído.

No sé qué canción es, no la reconozco.

-

Faltan tres minutos para las doce y seguimos aquí, moriré, quiero una hamburguesa grande y una pizza.

—Tus piernas son cómodas.

—Ya lo noté.

Ashton acaricia mi cabello y pasa su dedo índice por mi cara de forma delicada y lenta, yo cierro los ojos.

El celular vibra con un drástico cambio de canción y yo siento algo posarse sobre mis labios suavemente. Abro los ojos y Ashton evita mi mirada.

¡Me besó!

—Me besaste.

—Puedes pegarme, si quieres.

Niego sin saber bien qué hacer, se sintió bien ese pequeño momento de sus labios sobre los míos.

—Feliz año nuevo Ash.

—Feliz año nuevo Mara.

El chico del ascensor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora