Capítulo VI

25.1K 1.8K 52
                                    

Capítulo VI

    Sentía que haber escapado de Inglaterra, había sido en vano, cuando de pronto se encontró con aquella realidad que pronto chocaba en contra de ella. La arrogancia y el pasado de su primo siempre le seguirían, sin importar si ella había decidido reiniciar su vida, lejos de aquella sociedad vacía y frívola en la cual había crecido, al ser la hija de uno de aquellos nobles. Aun cuando su padre siempre había sido distinto.



   Pero su primo no...



   Y tristemente el alcance de todo lo que había hecho su primo al ir creciendo, arremetía incluso en ella, por ser una Rowling.



    Patrick había decidido mantenerse en aquel lugar, aunque le desagradaba, sólo para conseguir que ella abandonara aquella absurda idea de recuperar las tierras de su abuelo materno. Ella no iba a poner en ridículo a su prestigiosa familia, sin importar su otra sangre.



    Un día aquello había logrado una confrontación entre ellos. Él la quería obligar a regresar, mientras ella le ignoraba. Y aquello había conseguido que Duncan O'Rourke se encontrara de nuevo con aquel viejo enemigo del pasado. Por primera vez Anarella sintió miedo, jamás había visto con cuánta magnitud alguien podía odiar a su primo. Jamás haciendo referencia a algo que había empezado en Londres.



     Y en la muerte de alguien.



    Anarella quedó traumada cuando escuchó la palabra venganza. Era innegable el no pensar que posiblemente era una de las tantas cosas que su primo había cosechado durante tanto tiempo.



— ¿No le parece muy tarde para una visita, señorita?— expresó aquel hombre con cinismo al verla de pie a cabeza, en el umbral de su puerta aquella noche. Percatándose que tenía los ojos rojos de tanto llorar—. ¿No le parece muy tarde para visitar a un caballero?

— Usted más que nadie conoce mis verdaderas razones...

— He de entender, entonces, que su primo ya le ha confesado mis razones de por qué he aceptado llevar a cabo aquel duelo que ambos hemos estado esperando por tiempo. — sonrió con malicia.

— No realmente... Pero dígame, ¿Qué gana con todo esto, al manchar sus manos con la sangre de mi primo?

— Fui muy claro cuando estuvimos frente a frente... Por venganza... Su primo me debe muchas cosas y aún no le he cobrado ni la primera ofensa... ¿Qué le aflige a usted? ¿Qué su queridísimo tío se quede sin heredero?— se acercó un poco a ella, sin dejarla de ver con indiferencia—. Espero que no tenga frío. Al parecer está lloviendo fuerte esta noche...

— Estoy bien, gracias...— le respondió con ironía—. Mi tío es un buen hombre... No es culpable de los caminos torcidos de mi primo...

— Señorita, es usted tan ingenua que no puede pensar como un hombre. El honor de su familia es muy valioso para ustedes, que perdiendo al próximo heredero de su familia, ni siquiera su prestigioso "apellido" les ayudará a borrar lo que ha hecho su queridísimo primito.



     Ella se hacía la fuerte, tratando de pensar bien que hacer, hasta saber y entender que tal vez ella era la única que podía cambiar la situación de su familia.



— Me temo que tal vez sea ingenua, pero al menos tengo corazón, algo de lo que usted carece.— le respondió, mientras le miraba fijamente haciéndole ver su temple.

— ¿Trata de insultarme, señorita? Yo no lo haría en su condición... —sonrió con prepotencia—. No me perturba el simple hecho que sea una medio noble inglesa o medio irlandesa.

— Tómelo como usted quiera, "Señor".— guardó un corto silencio, mientras tomaba su vestido con ambas manos—. ¿Quiere tener a sus pies a un Rowling?... ¡Está bien!_ se fue arrodillando poco a poco—. ¿Está ahora contento?... Tiene a una Rowling a sus pies pidiéndole piedad por la vida de su primo, aunque soy consciente que quizá mi primo cometió muchos errores y que ello le haya querer enfrentarlo en un tonto y absurdo duelo.

— ¡Qué conmovedor! — le interrumpió.

— Dígame, ¿Ahora es feliz?—dijo algo molesta al ver un gesto en su rostro. — ¿Qué le haría falta ahora?... "¿Querer casarse conmigo? ¿Matarme?"— agregó con ironía burlona.



    La observó detenidamente, mientras cada una de sus palabras se adhería a sus venas, después de haberlas escuchado detenidamente. "¿Casarse con ella?"... "¿Por qué no?", pensó su ser antes de contestar, pues no era tan canalla para matarla. Al único que quería matar era a su primo y vengar la muerte de la única mujer que había amado en vida.



— No sea tonta. Levántese...— expresó seriamente, mientras tomaba sus brazos y la ayudaba, quedando sus miradas muy cerca. Tan de cerca, que él llegó a sentir a su corazón latir de una manera extraña.



    Se apartó un poco de ella, hasta darle la espalda por completo.



— Tal vez no esté tan equivocada.— le expresó con ironía e indiferencia—. ¿Casarme con usted?... Mmm... ¿Un matrimonio por conveniencia?... Su primo quedaría destruido por eso. Recuperaría su vida en cambio de perder a su prima... ¿Por qué no?— volteó y la miró fijamente con cinismo—. ¿Estaría dispuesta a casarse conmigo, "señorita"?



   Lo miró a los ojos algo asombrada y confundida. Tal vez era la única posibilidad de que su primo se mantuviera con vida, aun cuando ella se mantuviese en silencio, sin emitir ningún comentario.



— Estoy dispuesta a hacerlo... Si usted se rehúsa al no llevar ese absurdo duelo, me casaría mañana mismo con usted, si así usted me lo pidiese.

— Buena respuesta— sonrió con malicia—. No sería un duro esfuerzo de ambas partes. Ambos conseguiríamos lo que queremos... Eso sí, tome asiento, mientras redacto un documento que haga factible nuestro trato. Sí puede hacerlo, claro está, en esas condiciones.— se burló de ella, al recordar que se encontraba empapada por la lluvia.

— Estoy bien, de pie... Gracias. — se expresó mordazmente.



    Anarella era consciente que ese era el precio a seguir para salvar a su primo, y no precisamente lo hacía por él, sino por su tío. Aquel hombre había sido muy bueno con ella. Nunca le había importado su lado irlandés. Y la había aceptado como cualquier otro Rowling.


Corazón de Témpano (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora