Tormenta, calma y tormenta

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—...am... ¡Adam! —

Se exaltó de forma violenta al escuchar la voz de Tweek alzarse a su lado, alejándolo de aquel mundo en su mente en donde sólo existían preguntas sin respuesta, paranoias y problemas que no tenían solución.

Cuando ya pudo reaccionar correctamente se dio cuenta que estaba sentado frente a un televisor, sosteniendo un mando de videojuegos mientras en el aparato se mostraba la pantalla de pausa de dicho juego.

Volteó su mirada en todas direcciones, dándose cuenta que ahora se encontraba en lo que parecía ser la casa de Tweek, apoyado en el suelo con sus piernas cruzadas y codos apoyados en sus muslos.

¿Cuándo llegó a ese lugar? Lo ultimo que recordaba era estar en la calle junto a su novio, caminando pacíficamente entre el mar de gente que se aglomeraba a esa hora del día. Stan había aparecido para perturbar ligeramente el ambiente que tenían ambos... le dijo algo al oído que lo dejó paralizado del susto.

Un jadeo ahogado salió de sus labios al rememorar aquello, pero antes de volver a adentrarse de lleno en sus pensamientos que no llegaban a ningún lado una cálida mano se posicionó en su frente, haciéndole dar un pequeño salto en su lugar.

De inmediato se giró para ver de quien se trataba, pudiendo apreciar aquella mirada llena de preocupación apuntando a su persona.

¿Adam? ¿... te encuentras bien? —preguntó el blondo mientras acariciaba su mejilla — ¿tienes fiebre? —siguió su interrogatorio sin apartar su mano ni por un segundo —. Pareces estar ausente...

Se quedó estático en su lugar, aguantando un poco la respiración sin saber muy bien porque, sintiendo como un intenso calor iba creciendo en el lugar donde esa suave mano estaba posicionada.

Lo... lo siento... estaba pensando en algo... —dijo con su voz ligeramente temblorosa, sin despegar sus ojos de esa tierna sonrisa que ahora le mostraba Tweek en señal de alivio.

¿De verdad? —cuestionó suavizando su mirada, recibiendo un afirmativo movimiento de cabeza de Gilipollas —. Y ¿en que pensabas? ¿en mi?

¿Eh...? —se quedó paralizado por un segundo, no entendía el significado de dicha pregunta y la mano que ahora se adentraba en sus cabellos para enredarse en ellos en una caricia juguetona no le ayudaba a pensar en nada.

Sus orejas ardían como el fuego, el sonrojo que en ellas se pintaba no podía ser más intenso mientras eran bañadas por los cálidos rayos del atardecer que se colaban por la ventana del salón.

Yo... Yo... —las palabras no salían, tartamudeaban en su garganta mientras sus ojos temblaban si parar, y aquello sólo empeoró cuando la otra mano de Tweek se dejó caer suavemente en su otra mejilla.

¿En serio estas bien? Te ves muy agitado —comentó acercando su rostro al del mayor para verlo fijamente por varios segundos.

Estoy... bien... —mencionó apartando la mirada a un lado de aquellos ojos azules que recorrían su rostro tan fervientemente en búsqueda de alguna anomalía que amenazara su salud —. Sólo estoy... algo distraído... —declaró, sintiendo como el corazón prácticamente se le subía hasta la garganta al escuchar cada una de las palabras que salían de la boca del rubio.

Su voz era tan suave, demostraba tanta calma y seguridad, además de una genuina preocupación hacía su estado. Esa tierna mirada inquieta que lo trataba de analizar al detalle, como si quisiera descifrar y ver el contenido de su alma, y esas suaves manos con uno que otro dedo cubierto por bandas adhesivas que acariciaban su rostro y cabello.

Fragmentado (South Park)Where stories live. Discover now