1.

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Era su segundo año en la secundaria, todos se encontraban en el gran salón principal, dónde el director daba las palabras que darían apertura al gran año escolar que estaba por iniciar, el joven estudiante ponía atención a todo menos a la persona que tenía en frente.

Kim JongIn tenía diecisiete años, era alto y pelinegro, se peinaba de lado y fijaba su cabello con un poco de gel. Era bastante cuidadoso, responsable e inteligente.

Estando ahí de pie en esa cárcel donde pasaría los próximos dos años, miró sus zapatos con aburrimiento, elevó su vista y se dejó llevar por los rayos del sol que entraban por la gran ventana de al lado. Ahí justo ahí, un hombre tapaba su boca mientras dejaba salir un corto bostezo, él jamás imagino que esa persona sería la persona con la que experimentaría el amor, su primer amor.

Sus miradas se cruzaron.

Ese hombre era el nuevo profesor Do KyungSoo, enseña literatura e historia universal desde hace mucho tiempo, él apartó la mirada de inmediato pero JongIn no pudo hacerlo.

Se quedó ahí un buen rato, contemplando a su profesor y como los rayos del sol iluminaban a la perfección las definidas facciones de su rostro. Su corazón latio deprisa, estaba por enamorarse y aún no lo sabía.

[...]

—Estas definitivamente no son las cosas que te pedí Tae.

Su amiga se volteó sin preocupación, admirando el largo de la falda que portada en el segundo año de secundaria. Le llegaba mucho más arriba que la del año pasado, gracias a eso esperaba por fin conseguir algo con el profesor de educación física.

—Los condones son para que los uses, es un regalo de mí para ti.

—Ni siquiera tengo novia, solo te pedí unos libros de la biblioteca de tu papá.

Su amiga sacó de la mochila un espejo, y se lo dio a JongIn.

—Toma —se inclinó hacia adelante para verse y aplicar correctamente el lápiz labial, por atrás muchos chicos estaban observando la vista que Kang Tae Ra les estaba ofreciendo—, hoy en día hay muchas personas teniendo sexo y no hay sentimientos o relaciones de por medio.

—Personas llenas de vida sexual, pero vírgenes en el amor. —dijo Akiko mientras se ponía detrás de Tae, cubriendo lo más que podía a su mejor amiga— Todos te están viendo.

—Tengo falda con protección, no pueden ver más allá por más que quieran. Además, lo hice solo porqué el profesor Young estaba con los del equipo de fútbol.

— ¿Sigues con eso? —cuestionó la rubia, negando con decepción— Pensé que solo era un amor pasajero en el primer año de secundaria.

JongIn le devolvió el espejo a su amiga cuando terminó de arreglarse. Tae estaba enamorada del señor Young desde el primer día que recibieron educación física, JongIn sabía que su amiga Akiko también estaba enamorada de un profesor, del señor Oh, era el de matemáticas. Verlas a ambas hablar de ellos hacia que se preguntara constantemente que se sentía estar enamorado.

—Ese hombre se convertirá en mi futuro esposo, ya lo verán.

La campana sonó y era hora de entrar a matemáticas. Akiko fue la más emocionada a la hora de entrar al salón, sus manos retorcían el cuaderno que tenía en la mesa y jugaba torpemente con los lapiceros de colores.

— ¿Sigues con lo mismo? ¿De verdad? ¿Con el señor Oh? —Tae la miró haciéndole burla, Akiko soltó el cuaderno.

—Cállate.

El profesor Oh era muy amable, cálido y sonriente. La mayoría de chicas estaban enamoradas de él en secreto, y Akiko era una de ellas.

JongIn era pésimo, terrible, malo, fatal, y todos los sinónimos que existan para describir su desesperante situación con las matemáticas. Tenía mucha suerte de que sus dos mejores amigas tuviesen tan buen manejo de la clase, al final terminaba copiando sus tareas y recibiendo ayuda en los exámenes de semestre.

Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora