Capitulo - 41

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El sábado llegó y con ello la fiesta donde mi tía Claudia. No me costó mucho convencer a Ignacio, así que lo traje conmigo. Mi tía estaba encantada con él, llenándolo de miles de preguntas que amablemente él contestaba, algo que me dejo muy asombrada. Mi chico ojos miel no es de interactuar tanto con las personas que lo rodean.

Mis padres ya sabían de nuestra relación; antes de venir nos hicieron la pregunta, pero fue después de que nos vieran besando. Lo recuerdo y muero de vergüenza, aunque fue un poco extraño. Los dos nos miraron para nada sorprendidos simplemente sonrieron y dijeron al unísono:

"lo sabíamos"

Ah, y por cierto, mi padre amenazó a Ignacio con unas palabras aunque amables, muy terroríficas:

"Te apreciamos, Ignacio Goodman, pero Camila es nuestro tesoro más preciado. Y hacerle daño sería tenerme de enemigo no solo a mí, si no a Mateo, que es como un hermano para ella y un hijo para nosotros. No me opongo a su relación a pesar de la diferencia de edad que se llevan, porque sé que eres un buen hombre, muy a pesar de tu carácter. Solo espero sepas esperar, no apurar las cosas. Espero no tener que cavar tu propia tumba"

Si, como ven, lo amenazó de muerte con palabras amables según mi modo de ver. También me dejo muy claro que no quiere que apresuremos las cosas en nuestra relación, que vayamos paso a paso y con calma. Ignacio tomó muy calmado las palabras de papá y solo contestó un:

" No se preocupe. Lo menos que quiero es dañar a la persona que amo, y amo a Camila. Yo nunca la dañaría: eso no está en mis planes, así que espero no planee mi funeral tan rápido"

Eso último nos causó gracia a los cuatro. Mi rostro de felicidad se expandió a grandes escalas: mi novio, mi chico ojos miel, me ama. Se lo había asegurado a mis padres en voz alta. Vi la sonrisa de mi madre cuando él dijo eso; ella solo estaba expectante. Dejó que mi querido padre tomara el control de la situación y así salimos de casa.

Por otro lado, hable con Mateo el mismo día que nos vimos en la mañana sobre mis dos amigas. Ese día fui al instituto con las ganas de saber cuál de las dos se veía más contenta y descubrir por mí misma todo, pero... Ninguna de las dos fue a la escuela. Las dos faltaron y mi curiosidad se hizo más notoria; tanto, que no aguanté y fui directamente a molestar al taller a mi primo en su hora laboral. Me puse tan intensa que no le quedo otra más que hablar conmigo en su mini oficina.

Comienzo del Flash Back

— ¿No te podías esperar hasta la noche Camila? — preguntó irritado, cerrando la puerta.

Yo había entrado primero que él, por lo que me senté en una de las sillas que había dentro.

 Pues este es el precio que tienes que pagar por ser mi primo-hermano, así que desembucha de una buena vez — le exigí

Él me miró con ganas de matarme, pero le hice caso omiso. No le quedó de otra que sentarse a mi lado.

 Ese día estaba realmente mal, confundido. Ese día, como nunca, mis padres vinieron a mi mente. Haciéndome miles de preguntas a Dios del por qué me los quitó, ¿Qué hubiese pasado si ese accidente no hubiera ocurrido? ¿Como serían conmigo? Camila, no los recuerdo como quisiera; son borrosos los mis recuerdos con ellos. Los estoy olvidando, ni las fotos junto a ellos me hacen sentir bien, no es fácil

Mateo no lloró, pero su voz se escuchaba quebrada. Lo iba a abrazar para que sintiera mi apoyo, pero negó, así que no lo hice. Suspiré y él siguió con su relato

Mírame Con AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora