ALCOHOL

20 1 2
                                    

La cabeza ya comenzaba a darme vueltas, pero mis pies bailaban como si fuera la última vez que lo haría, realmente no me sentía cansado ni tan poco tan ebrio, aun quería unos vasos más de alcohol. La casa estaba completamente llena, ya no había espacio vacío, ni siquiera el segundo piso, ahora me sentía como en los eventos de la escuela, sólo que en este caso no tenía que esconder mi olor a alcohol porque no regresaría a casa.

La noche ya estaba prendida, ya hacían mis amigos fuera de mi alcance porque ninguno estaba completamente bien, excepto Sam, o eso creo, porque no la he visto desde la trágica escena de la puerta. Y a decir verdad, la noche no ha sido tan mala como lo había pensado, refiriéndome a lo de Ezra, no verle por ningún lado me hace creer que no vendrá, afortunado que soy por estar ya entonado y no tener tanto miedo, ya no importa.

-¡Ema, es tu momento!!- gritaba Aylen, al escuchar la canción de Pero no me acuerdo por toda la casa.-mueve ese trasero conmigo- me jala del brazo y me conduce hacía la pista que se había creado en la sala. Sin pensarlo dos veces, comencé a bailar, mi cuerpo me pedía demasiado moverme, caí en la cuenta de que ya éramos el centro de atención cuando escuche gritos y más espacio, estábamos en el centro de la pista, para mi sorpresa, alguien en frente de mí solo aplaudía y tomaba un lugar cerca de mí, la gente gritó aún más que antes, yo solo seguía bailando para disimular mi vergüenza, era Ezra.

-parece que no has perdido el ritmo, Ema- sus mejillas se encontraban ya algo rosas, sus ojos algo apagados y a decir verdad siempre se veía bien al vestir. El momento había llegado.

-jamás he perdido el ritmo, solo no lo enseño en las fiestas sin valor a las que íbamos- Aylen ya había bailado para otro lado, eso me dejaba sin escudo ante Ezra, lo único que me mantenía tranquilo era el alcohol que ya hacia en mi cuerpo.- ¿Acabas de llegar?-

-no, llevo aquí media hora si acaso, Ángeles se demoro en llegar conmigo-

-y por lo que veo no se demoraron en entrar en ambiente,o al menos tú no, ¿verdad?- verlo drogado no era algo fuera de lo normal, ya me volví experto en reconocer sus estados de animo.- lo siento, debo buscar a Noemí, te veo después- mis pies no tardaron tanto en alejarse de la escena, ni siquiera se doblegaron cuando su mano roso mi trasero.

Enseguida, encontré a Noemí bailando con Pamela, Nataly y otros chicos, pero antes de llegar con ellas decidí ir por un vaso más de kosako, el encuentro ya había pasado, así que una bebida para el susto no me caería mal. Se comenzaba a notar el desgaste físico de la gente, ahora ya muchos se encontraban afuera de la casa vomitando o acostados en la acera, ya iban a dar las nueve y la fiesta no parecía tener fin, y me alegraba por eso porque no todos los días hay fiestas en las que sí me puedo quedar después de perder mi dignidad a dormir sano y salvo o disfrutar la noche con mis amigos hasta el amanecer. 

Llegando a la mesa, no encontré kosako, pero sí una lata de fourloko sin abrir, así que no tuve mas remedio que tomarla y volver a buscar a Noemí y las demás. Mi caminata no se alargo demasiado, porque cuando me di cuenta, ya no podía moverme, todo mi alrededor dio un rápido giro, así que me detuve solo un momento para contener mis mareos, no podían llegar en mejor momento.

-Emanuel! ¿Donde has estado? Te he buscado por todas partes, creí que ya te había perdido- decía Jessica con un ensordecedor grito.- por cierto, Ezra ya llegó-

-¿Crees que no me he dado cuenta? Bailo a mi lado y ninguno de ustedes estuvo ahí para detenerme-

-oops, creo que ese era el propósito, jajaja- abrí la lata de fourloko y comencé a beber.- sabes que es broma, pero ya pasó, un miedo menos- le doy un leve golpe en la nuca para que se ahogue con su propia bebida.

-eres una idiota, tuve que salir corriendo a buscar a quien sea para no estar más con él-

-ahora recuerdo porque te estaba buscando, Sam quiere verte- y de repente, comenzó a sonar Me rehusó por toda la casa.-pero primero, baila conmigo-

Subí las escaleras, revise los cuartos, algunos más ocupados pero sin seguro puesto, el baño estaba asquerosamente sucio y termine en la única habitación con seguro, ó sea la de Sam, pero nadie contesto. Cuando venía bajando las escaleras, pude verla de lejos en la puerta principal, hablando con un chico que me daba la espalda, camine a rastras por la pequeña pista de  la sala, al tenerla en frente pude notar que estaba algo exaltada. Pero eso no fue lo que llamo tanto mi atención, sino las dos personas paradas frente a ella.

-oh cielos, al fin te encuentro, quería presentarte a unas personitas- me sentía en una novela básica cuando pude percatarme de quién se trataba.-mira, él es Andrew, un amigo de la infancia y él es su novio, Jorge- sentí que se me venía el mundo abajo. No sólo porque era el mismo chico que había aplastado en el super mercado, sino que además andaba con el tal Andrew.

-bueno, no somos novios aún, andamos en eso, Sam. No te emociones-

-esta bien, está bien. Bueno, y aquí el callado pero no tan callado, mi mejor amigo, Emanuel- su mirada no sé movio ni un segundo de mí desde el momento en que llegue. El sólo hecho de tenerlo de frente otra vez me puso más nervioso que la última escena con Ezra.

- que pasa pensador, ¿ahora ya no puedes hablar?- no sabía ya cuán sonrojado estaba.

-¿Ustedes se conocen?- dijo Andrew, ya poniendo interés en mí.

-no, lo conocí en un sueño, un sueño muy extraño- respondió la persona que me estaba volviendo loco en el lugar. Y además, estaba volviendo loca mi cabeza.

COMO AGUA PARA CAFÉWhere stories live. Discover now