Capítulo especial -Parte 3-

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—Mira, ésta será tu habitación —sonrió mientras la tomaba de la mano, y la guiaba por la casa—. Papá compró ésta casa cuando yo era un bebé. Aquí crecí hasta los cinco años, luego nos fuimos, ya que necesitaba ir al colegio. Pero todos los años venimos a pasar las vacaciones aquí.

—Es una casa muy bonita, Jared.

—Mamá, te prometo que los médicos van a sanarte —pronunció abrazándose a ella—. Mi papá conoce a los mejores médicos que pueden existir, y ellos van a atenderte a ti. Él no dejaría que nada malo te ocurriera.

—Jared, hay... Hay muchas cosas que tú no conoces de tu papá —le dijo en un tono bajo.

—¿Qué cosas? —preguntó confundido, alejándose un poco de ella, sin dejar de abrazarla—. ¿A qué te refieres?

Miró sus ojos azules, tan parecidos a los de él. ¿Qué derecho tenía de romperle la ilusión de superhéroe que tenía de su padre? Judas era todo lo que tenía ese niño, y cuando ella se muriera, iba a seguir siendo así.

—No me hagas caso —sonrió suavemente, acariciándole el cabello—. Mejor sígueme mostrando la casa, me gustaría mucho ver el patio trasero.

—¡Claro que sí! —sonrió—. Papá mandó a hacer una laguna artificial, y ha quedado muy bonita.

***

Eran alrededor de las doce del mediodía, y los tres se encontraban sentados en la mesa, esperando a que les trajeran el almuerzo.

Le parecía increíble a la morena ver a Judas allí, ya que no había estado cerca durante toda la mañana. Ni imaginaba que quisiera pasar tiempo con ella y Jared.

El niño estaba sentado a su lado, en un lateral de la mesa, y Judas en la punta. Y en ningún momento la había mirado. Si debía hablarle a Jared, lo cual sólo había sido un intercambio de palabras durante el pedido de la comida, lo miraba únicamente a él.

Y no sabía si es que él siempre tenía ese trato con el niño, o es porque estaba ella, pero era bastante frío para dirigirse a él. Pero ¿Qué podía esperarse después de todo de uno asesino como él?

—Mamá ¿Puedes contarme de ti? —le preguntó con una suave sonrisa el pequeño castaño.

Judas desvió su mirada, y miró fijamente a Jane, esperando a ver que iba a responder. Y la mujer se sintió incómoda, por su mirada intensa.

—Que... ¿Qué te gustaría saber, Jared?

—¿Tengo abuelos? ¿O tíos de parte tuya?

Jane miró hacia abajo, y negó con la cabeza.

—Fui hija única, y... Mi papá murió unos meses antes de que tú nacieras, pero si tienes una abuela.

—Lo siento, mamá —le dijo tomándola de la mano—. Sé que debe ser muy feo.

—S-Sí, lo fue.

—Pero-

—Es suficiente, Jared —pronunció Judas, cuando vio que se acercaban con el almuerzo—. Es momento de almorzar ¿De acuerdo?

—Sí, papá.

—Y recuerda que luego del almuerzo, tienes clases de lenguaje.

—Creí que éstas eran unas vacaciones.

—Si pierdes el hilo de tus estudios, luego te costará retomarlos. Sólo será una hora.

—De acuerdo.

JudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora