Un niño poseía una pecera en la que vivían un pez y un caballito de mar que siempre discutían. El pez decía: - El océano no existe, te hace falta lógica y razonamiento, ¿acaso lo has visto? No hay ninguna evidencia en esta pecera que pruebe su veracidad.
Y el caballito de mar le reprochaba: - ¡Pez de poca fe! El océano existe y es un hipocampo omnipotente creador de esta pecera; él dirige nuestro destino y debemos someternos a su voluntad, si no nos enviara al recipiente de fuego.
Así pasaban los días entre riña y riña; el pez reía del caballito mientras éste le rezaba a su dios océano.
Aconteció un día que el niño se aburrió de sus mascotas y yendo a la playa, los depositó en el océano.
El pez y el caballito se miraron estupefactos como si un nuevo entendimiento místico hubiera empapado sus almas y la belleza ahora abría todas sus ventanas.
El océano es el orbe en el cual nadamos visto con los ojos del infinito – dijo el pez. El caballito de mar agregó:
El océano es la existencia percibida desde el alma profunda de sublimes aguas, pero no puede ser comprendido por los que están atrapados en sus pequeñas peceras.
YOU ARE READING
CUENTOS PARA MATAR MINUTOS
Short StoryVuelan lentos como moscardones de color gris. Zumban con su tedioso soniquete mecánico a nuestro oído. Dan sesenta aleteos sincronizados y luego vuelven a empezar. Qué aburrido! He aquí la solución: un trago de cuentos para que apachurren a esos bic...
