Un campesino iba andando a pie con su buey cuando se encontraron delante de su camino una gran ciudad hecha de arena habitada por muchísimos fantasmas ataviados de ropas añejas y mostrando múltiples rostros en un mismo ser, arrastraban además pesadas cadenas que sonaban como un lamento distante en vasto desierto.
El campesino dijo entonces al buey: “esta es la ciudad del ayer, y esos seres de mil rostros son los recuerdos del pasado que nos persiguen a lo largo de nuestra vida”. Mas el buey contestó: “yo no veo nada”.
Continuaron con su camino cuando más adelante se toparon con otra gran ciudad pero esta vez hecha de niebla en la cual se veían a muchísimos fantasmas sin rostro, desnudos y subiendo y bajando escaleras en círculos hacia ningún lado.
El campesino habló de nuevo al animal: “esta es la ciudad del mañana y aquellos que ves morar en ella son los augurios del futuro que nos acompañan a lo largo de nuestro viaje por la vida. El buey volvió a repetirle: “yo no veo nada, debes estar viendo engañosas ilusiones”.
¿Cómo es que no puedes observar ni el ayer ni el mañana? – Dijo su dueño – dime entonces ¿qué es lo que ves? El buey le respondió: “veo la ciudad del hoy, y no está poblada de errantes fantasmas que poseen nuestras vidas, sino de maravillosos tesoros y ángeles… en verdad parece un paraíso”.
Asombrado, el campesino replicó: “¡eso es imposible!”, ¿cómo es que yo no veo aquello que describes? dime por favor en qué lugar se encuentra tan hermosa ciudad. A lo que su buey contestó: “¡mira bien!, está en el aquí y ahora”.
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CUENTOS PARA MATAR MINUTOS
Short StoryVuelan lentos como moscardones de color gris. Zumban con su tedioso soniquete mecánico a nuestro oído. Dan sesenta aleteos sincronizados y luego vuelven a empezar. Qué aburrido! He aquí la solución: un trago de cuentos para que apachurren a esos bic...