Capítulo V. (2/2)

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Capítulo V; El esperado renacimiento de aquel poder y la perfección misma sería vencido por aquella indiferencia y poco interés.

Salí del auto con la mirada fija en la asiática, sonrío un poco y la seguí entrando a esa mansión, mientras que un sirviente guardaba el auto rojo de modelo caro en el estacionamiento por una entrada baja, cerca de donde paro el carro la rubia. Entre a la casa y espere alguna palabra de la femenina de rojo, sirvió una copa de vino tinto y me la dio, la acepte sin más.

— ¿Quién es ella? ¿Por qué estás con ella?  ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no me habías dicho nada? — Solté de sopetón, Ada abrió sus ojos y río un poco.
— Ya sabía que ibas a soltar todo, primero que todo. La información, ella misma te lo dirá — Dijo calmada, mientras servía uns copa con vino, se sentó en el cómodo sofá de la sala que si no me equivocaba estábamos en el ala Norte.

Asentí lentamente mirando el suelo, mientras me cruzaba de brazos, ¿quiénes son los Ashford? Observe los retratos que le daban al interior de la mansión algo más familiar a como se ve el exterior. Había uno en especial que me llamaba la atención, se veía una hermosa mujer rubia de vestido morado junto a un hombre con un atuendo formal parecido al de un principe y ella como una princesa, sin descartar que el masculino del retrato tenía las facciones igual a los de aquella mujer, parecían un rey y una reina listos para liderar. Los dos de belleza exquisita y su mirada llena de poder.
— Alfred y Alexia Ashford, eran primos de mi padre, ¿no crees que eran poderosos? — Comento la mujer misteriosa con una sonrisa idolatrando a su familia.
— ¿Al fin me dirás tu nombre? — Pregunté con indiferencia, ella asintió con una sonrisa. — Angela, Angela Ashford. Un gusto, María Gómez — Se presentó mientras estrechabamos nuestras manos con suavidad y elegancia, sonreí ligeramente intentando de ser amigable. — El gusto es mío, Angela Ashford — Respondí con educación y la mirada en sus ojos.

Ella se acerco quedando a centímetros su rostro del mío, tomo mi mejilla con delicadeza, mientras miraba mis ojos con detenimiento, algo extrañada me quedaba en silencio. — Tus ojos, son rojos. No lo había notado, es un rojo algo oscuro. Pensaba que eran de un color café, pero me equivoqué.. — Susurro acariciando mi mejilla, acercando más su rostro al mío, miraba hacia otro lado intentando esquivar su mirada, quite su mano de mi mejilla y me aleje unos pasos. Noté la presencia de Ada, con la copa vacía y las últimas gotas del vino tinto en su boca, estaba recostada en el umbral de la puerta con un vestido de seda acompañado con una especie de suéter con letras chinas, un ligero maquillaje y de cierta forma elegante como siempre.

Baje la mirada incómoda y relaje mi nerviosismo, Angela mantenía la mirada perdida y Ada, solo con una sonrisita burlona. — ¿Para qué me has traído aquí? — Pregunté recordando mi propósito de ser insistente con las preguntas y dudas que formulaban mi cabeza a cada segundo. — Te quiero aquí, conmigo. Te necesito.. — Soltó Angela mirandome con una pequeña sonrisa mostrando algunos sentimientos extraños.

Sin duda, los Ashford son unas personas directas y apasionadas a su hora y sin olvidar que dramáticos, algo que me repugna.

— ¿Me podrías explicar? — Dije mirándola a sus ojos, sonrío aún más y me aterré. Se acerco con un ligero vaivén en sus caderas. — Verás, tú. María Gómez, contienes una esencia divina, única y poderosa. Increíblemente tu sangre es compatible con mi diosa, creí que podrías ayu-.. —.
— No — Interrumpí de forma ruda y algo grosero de mi parte, Wong por su parte soltó una risa sonora y miro a la rubia con cara de "Te lo dije y no me escuchaste". Vi la cara de tragedia de la Ashford, de forma inexpresiva e indeferente la miré por última vez. No tení intenciones de volver a esta mansión. Me dirigí a la salida, Ada lanzó sus llaves del auto hacía mí, las cuales atrapé por un momento Angela, se perdió entre los pasillos algo que no me importo.

Me despedí con la mirada a la asiática y salí de esa mansión de una forma extraña y con un vacío en mi cuerpo. El sirviente saco de nuevo el carro y me ll dejo a mi antojo. Aquella mujer que no quería ver otra vez en mi vida, me observaba desde la puerta con lágrima en sus ojos, de pronto vi como Ada salía y se dirigía de igual forma al carro junto a mí. — ¡María! — Gritó con desesperación, era tarde me encontraba en el asiento de piloto ya saliendo y viendo definitamente y por última vez la mirada oscurecida y de cierra forma aterradora de esa mujer. ¿Le dañé su corazón? ¿en serio? Me importa un bledo.

Angela Ashford, mi intuición decía que no me la quitaría fácilmente y sin embargo; su locura era hermosa a su manera. Mis respetos a los Ashford.

Por otro lado, Angela se mantenía en su mansión observando por la terraza a la mujer que le ayudaría a tener a su diosa yéndose de su territorio, le había respondido con una indiferencia, pero, grosera de su parte. Aunque le había encantado esa actitud en ella.
Escuchando la risita detrás de ella, volteo con cierto enojo, frunció el ceño y se acerco dispuesta a golpear si era necesario.

Pero por parte de la rubia, se derritió al ver aquella mujer de pelo negro. — Lady, llegaste.. — Susurro la Ashford acercandose a la mujer, tomando su cintura con firmeza decidió dejar algunos besos húmedos en su cuello. — Sí, llegue de una misión y por lo visto, te rechazaron Angie — Comentó entre risas, rodeando el cuello de la nombrada mostrando una escena algo amorosa, pero si éramos sinceros solo era atración sexual.
Angela mordió su labio inferior observando de arriba hacia abajo a la pelinegra que mantenía una sonrisa.

— ¿Qué harás? ¿Iniciaras el plan B? —Dijo esperando órdenes de su superiora, la cual de cierta forma se llamarían como "amantes".
— Eso lo hablaremos después, por ahora vamos a la cama.. — Soltó sin aguantar las ganas, dirigiendose a su habitación junto a esa mujer, donde solo tendrían un encuentro de sexo, amor y sudor.

Resident Evil: Vendetta.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ