Parte 8: Ahora tú, eres el capitán

462 40 1
                                    

8-Ahora tú, eres el capitán

La guerra contra los Quincy se había llevado la esencia de la sociedad de almas. Nuestra alegría, nuestro espíritu....no quedaban más que escombros y cadáveres a los que identificar y dar sepultura, no habíamos conseguido protegerles.... ¿realmente el Seiretei es símbolo de fuerza y protección? Ahora lo dudo mucho....

Ni siquiera sé el tiempo que pasó desde que abrí los ojos tras mi derrota. Me encontraba en una cama, con algunas vendas aún por mi cuerpo y gasas sobre mis párpados que tuve que tirar de ellas para poder ver a mí alrededor. Rukia está a mi lado casi en la misma condición que yo, aunque me sonríe preocupada al verme despierto.

-Renji....no sabes cuánto me alegro de verte despierto....-

-Rukia... ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estamos? –

-Nos curaron en unas termas medicinales Renji, pero nos han dejado en el cuarto escuadrón para descansar...posiblemente nuestras heridas cicatrizarán por completo en unos días, hemos tenido suerte-

La pregunta más importante que quiero hacerlo se agolpa en mi mente como un torbellino. Trago saliva nervioso de solo pensar cuál ha sido el destino de mi capitán que vi caer derrotado tras el ataque enemigo sin mucha esperanza de sobrevivir. Dios mío... ¿estás muerto Byakuya? No admitiré un sí por respuesta....prefiero vivir bajo tu sombra a no sentir tu cobijo en toda la eternidad....

-Rukia....el capitán....-

Veo a mi pequeña amiga suspirar con tristeza y apenas me mira a la cara. El corazón me oprime el pecho aterrorizado ante su respuesta pero ella menea la cabeza negativamente sin decir nada. Yo me muestro impaciente ante su silencio y me fuerzo en mirarla fijamente esperando expectante.

-Sobrevivió-

-Uff.....joder rukia....me has dejado en vilo....-

-Pero él....preferiría haber muerto.....-

¿Qué significa eso? ¿El capitán....deseaba morir? ¡¡Está loco!! ¿Piensa dejarme solo?? ¡¡No se lo permitiré!!. Me incorporo de la camilla ante la sorpresa de Rukia que agarra uno de mis brazos para retenerme.

-¡Renji! ¿Dónde vas? Aún no estás recuperado...-

-¿Dónde está él, Rukia? -

-En....la mansión....-

-¿Puede moverse? –

-Ya sabes cómo es renji....es muy fuerte para resistirse a estar tanto tiempo en cama....sus heridas están cicatrizando, pero no es su físico...sino su reiatsu. Renji, él no puede volver a sus funciones como capitán, su....espada está quebrada...-

Me da igual. Con que haya sobrevivido es lo único que me importa. Yo seré su escudo ¡¡todo lo que quiera! ¡Pero de ningún modo voy a consentir que muera!! ¡Por muy inútil que se sienta ahora!! Me visto enseguida ignorando las quejas de Rukia y uso el shunpo hasta llegar al dojo Kuchiki, aunque me tengo que apoyar sobre una de las paredes del edificio para descansar por el esfuerzo, aún estoy cansado, maldita sea. Intento entrar pero están todas las puertas cerradas y pese a que pronuncio el nombre de mi capitán no recibo respuesta desde el interior. No me queda otra que entrar por el tejado o algún hueco. Doy la vuelta para pasar por el jardín cuando una sombra situada sobre el puente donde cruza el río llama mi atención.

Me acerco despacio y a la luz de la luna puedo ver el yukata blanco de mi capitán brillar con fuerza. Observo la palidez de su piel, algunas partes del cuerpo las tiene cubiertas con vendas, en especial sobre su rostro, que tiene una gasa sobre uno de sus ojos y el otro le tiene abierto, pero sin brillo, totalmente apagado, opaco. Su boca está torcida en una mueca de dolor, de tristeza, sin ninguna emoción mientras observa la luna reflejada en el río. Su caminar es lento, pesado, incluso no noto apenas el fiero reiatsu que siempre le caracteriza, es como si fuera humano atrapado en un cuerpo shinigami....eso me duele. Porque sé que es lo que pasa por su mente en este momento. Aunque lo que no espero para nada es ver como alza un brazo hacia el río, como si fuera a tocar la luna que se refleja en él y veo como su cuerpo se balancea hacia delante cayendo en el agua sin apenas hacer esfuerzo. Corro hasta el puente y me inclino sobre él intentando ver su sombra en el inmenso río.

"Los caprichos de mi taicho"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora