PRÓLOGO.

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EN UN PEQUEÑO PUEBLO, CASI ABANDONADO en las afueras de Yorkshire, Inglaterra, un hombre de treinta y tres años estaba parado en la cocina de su casa, con una taza de café en sus manos, la luna llena se acercaba, trayendo consigo la fatiga y mala salud. Solo se podía escuchar el suave sonido de tintineo cuando agregó dos cubos de azúcar y un poco de leche. Luego llevó la taza a sus labios y tomó un sorbo del líquido agridulce.

Las patas de la silla raspaban las viejas tablas de madera de arce mientras tomaba asiento, el diario el Profeta descansaba en la mesa de la cocina. Sus ojos aterrizaron en la imagen de la portada: la imagen de un hombre que una vez había considerado un amigo. No quería mirarlo, porque el solo leer su nombre le trajo una mezcla de dolor y enojo, arrugó el papel y dirigió su mirada hacia la ventana. A través de los vidrios polvorientos, podía ver los brillantes rayos del sol salir a través de los altos árboles que estaban afuera, las hojas volaban con la suave brisa.

Por los últimos doce años, Remus John Lupin había vivido una existencia solitaria y nómada. Debido a su licantropía, tomaba trabajos que estaban debajo de su capacidad y siempre renunciaba antes de que sus compañeros notaran algo raro en él. La falta de dinero se hizo evidente a través de su túnicas desaliñadas y la palidez de su piel. Aunque regresar a vivir con su padre siempre había sido una opción, Remus no quería molestar la pacífica vida del hombre y por lo tanto, decidió vivir en la pobreza. Era una vida lamentable, pero era una vida.

Estaba perdido en sus propios pensamientos cuando escuchó un golpe en la puerta. Se levantó de su asiento, sobresaltado, porque nunca antes había tenido visitas. Nadie, desde los veintiuno. Sacando su varita, caminó hacia la puerta. Con cautela, la abrió y sus ojos se abrieron con sorpresa al encontrarse con nada menos que a Albus Dumbledore.

―Remus.―saludó amablemente el viejo director.―Ha pasado un tiempo.

―S-si. Si, mucho tiempo.―Remus parpadeó rápidamente mientras se recuperaba de la sorpresa.―Por favor, entra.

Albus Dumbledore sonrió y entró en la casa. Remus lo guio hasta la cocina y los dos hombres se sentaron frente a frente en la mesa.

―¿Le gustaría algo de beber?―preguntó Remus, algo nervioso.

philophobia ━ remus lupin. (2)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora