Se va disminuyendo, y con el tiempo, el camino acortando.
No sólo es la tecnología, es la mecánica.
Más allá de la música, se unen los latidos.
Los latidos, y una sonata.
Seamos los maestros de ceremonia de nuestra vida.
"Tus inicios parecerán humil...
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Hoy el día se siente muy tranquilo. Ha de ser el efecto del fin de semana. Hace unos minutos que terminé unos anuncios que pidió mi estúpido jefe, y ahora estoy corrigiendo un par de ensayos que debo entregar en unos días. Al menos voy al tiempo con mis actividades.
Blue de Big Bang suena de fondo, casi pasando ajena a mis oídos. Todo en calma, todo en orden. Aunque, claro, nada puede estar tranquilo tanto tiempo, ¿no?
Mi computadora se descarga hasta un cuarenta por ciento justo cuando una llamada entrante de mi hermana por medio de Skype aparece en una esquina de la pantalla. Es inevitable que sonría; Ella y yo no hemos hablado en días.
Decidida a darnos una merecida charla, guardo ambos documentos, y procedo a contestarle.
—¡Unnieeee, hola! —Su deslumbrante semblante me recibe tras la pantalla—. ¡Estás hermosa, como siempre!
—Hola, Ana —Casi saboreo las palabras mientras relamo mis labios—. ¿Cómo va todo?
Tanto tiempo llevo pensando y hablando en coreano, que siento que olvidaré el español. Se me hace tan raro usar mi idioma natal justo ahora. Uh.
—¡Genial, genial! Estoy de maravilla. ¡Me gusta tu nuevo color de reflejos! ¿Es azul lo que veo en las puntas de tu cabello? ¡Estaba opaco!
—Metálico, sí —Asiento—. Lo retoqué hace unos días, temo hacerle un daño permanente a mi cabello con tanto tinte.
—Yo he pensado en teñir el mío, pero al ver tu sufrimiento, no quiero ni pensarlo —Una mano le cubre la boca cuando ríe—. Quisiera el secreto de los idols para tener la piel y el cabello así de hermoso...
—Estilistas, dinero, fama, y muchos colores —Me burlo.
—¡Ah, Cristal, no te puedes burlar de los idols si estás escuchando Big Bang!
—Debe ser por culpa de una insistente niña.
Mi hermana menor arruga la frente, pero la conozco lo suficiente como para saber que va reír a unos instantes, y eso es justo lo que ocurre. Es curioso cómo es capaz de contagiarme su risa porque no puedo parar de imitarla durante segundos. De no ser por la necesidad de respirar, viviría riendo de esta forma.
Ah, cómo la extrañaba.
—Mamá te manda saludos. Ahora está saturada de trabajo —Respira profundo—. Es bueno que la hermana que sabe cocinar aún viva con ella, ¿verdad? Así ella no muere de hambre, o intoxicación...
