Capítulo XXIII: Întunericul apare

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Los copos de nieve que lograban evadir el intrincado laberinto de ramas y hojas de cristal, caían suavemente sobre su rostro. En ese preciso instante, ella no recordaba con exactitud cómo había llegado a aquel apacible lugar, solo sabía que estaba aquí y ahora con Christian.

Sus labios se encontraban unidos en un beso suave. La boca de Chris se deslizaba
con delicadeza y nerviosismo sobre la suya mientras la mantenía cerca de él, envolviéndola en sus brazos. Sky lo abrazaba y se dejaba llevar por él, todavía demasiado sorprendida como para saber qué hacer o qué pensar. Comenzó a sentirse un tanto cansada y mareada, tal vez por la impresión del asunto. A su alrededor el aire se tornó pesado, lo que habían sido delicados copos de nieve chocando contra su piel, ahora eran goterones cálidos que comenzaban a caer con mayor rapidez. Christian pareció no darle importancia, la abrazó con más fuerza y dejó que sus labios se sumergieran más en los de ella. Skylar cada vez se sentía más débil, como si algo le estuviese arrebatando la vida desde adentro. Trató de liberarse del abrazo de Chris, pero no podía moverse, estaba atrapada. Su cuerpo no respondía y una sensación gélida se expandía dolorosamente en su pecho. Fue en ese momento, cuando sintió cómo su cuerpo reaccionaba ante la presunta amenaza. La metamorfosis en ella luchaba por darle fuerza para que pudiera zafarse de aquel agarre que no solo la aprisionaba, sino que estaba haciéndole daño.

Logró abrir los ojos de golpe y fue capaz de ver el rostro de Christian, al tiempo que un grito de horror comenzaba a nacer en su garganta. Lo que vio en aquel momento, finalmente desencadenó una oleada de adrenalina que le permitió alejarse de él. Se llevó una mano a los labios y otra al estómago para tratar de apaciguar las náuseas que comenzaron a doblar su cuerpo fruto del pánico. Lo que ella pensó que eran gotas de agua, resultaron ser gotas de sangre.

El cielo había sido despojado de su plateada hermosura invernal para dar paso a una noche tormentosa y desolada. La nieve desapareció y en su lugar, ríos de sangre se arremolinaban a sus pies conforme esta caía del cielo. La sangre surcaba el rostro de Christian y este parecía no darse cuenta, quizás porque aún se encontraba demasiado desconcertado por el hecho de que ella se alejase de él de forma tan repentina. La miró confundido por un instante y de pronto, el horror atravesó su mirada con tal intensidad, que trastabilló un par de pasos hacia atrás. Chris observó las palmas de sus manos y fue como si al fin pudiera evidenciar que lo que caía sobre ellos no era nieve ni mucho menos lluvia, sino sangre.

Skylar cayó de rodillas al suelo luchando por respirar y sintió cómo su cuerpo recuperaba lentamente su temperatura normal y su calor corporal diluía con desesperación el hielo que recorría sus venas. La metamorfosis ardía en ella devolviéndole su energía vital y cuando se encontró con la mirada de Chris, se quedó paralizada. El iris de su ojo derecho comenzó a tornarse de un color extraño y de un momento a otro, el gris familiar pareció consumirse dando paso a una mezcla entre ámbar y dorado. Aquella mirada le resultaba terriblemente familiar, no por su color, sino por la sensación que le transmitía, como un mar de agonía y fuego, el tipo de fuego que consumía todo a su paso. Podía sentir el deleite en la miseria que recorría el llameante iris de Christian ahora, una perversidad que parecía quemarla mientras este la miraba. Ella ya había visto una mirada similar en dos ocasiones.

Sintió una punzada de dolor en la muñeca y entonces vio cómo la piedra de su brazalete adquiría por primera vez una tonalidad rojiza y brillante como la de un rubí, lo que dejaba en evidencia que estaba en peligro. Intentó retroceder, pero la tierra se había mezclado con la sangre volviéndola resbaladiza, eso la hizo perder el control y ya no pudo retener el nudo que le oprimía la garganta, fue entonces cuando gritó con todas sus fuerzas.

Christian intentó avanzar hacia ella, pero fue interrumpido por el sonido de una puerta que se abrió de golpe. Por un momento, Skylar había olvidado por completo que aún estaban en la mansión y que todo lo que los rodeaba era una ilusión producto del conjuro de Orión. Trai irrumpió en la habitación y al principio solo miraba a Skylar confundido, como si no entendiera por qué estaba tan alterada, pero luego sus ojos parecieron captar lo que pasaba a su alrededor, como si su sentido de la visión estuviese siendo sometido al poder del hechizo y, por ende, lo hiciera capaz de ver el lugar en medio del cual se hallaban. Los rasgos de Trai se tiñeron de pánico y corrió a su lado para ayudarla a levantarse. Skylar estaba temblando, su respiración era pesada y dificultosa, sentía sus pulmones rígidos y el solo hecho de inhalar le provocaba un dolor terrible en el pecho. La metamorfosis parecía palpitar dentro de Sky, luchando con todas sus fuerzas por hacer fluir la vida dentro de ella. La camiseta blanca de Traian quedó empapada de sangre tras envolverla en sus brazos, pero este no se inmutó en lo más mínimo.

Fuego Celeste © [Pronto en Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora