Fuego Celeste © [Pronto en Librerías]

Capítulo XVI: Algo diferente

Cuando llegaron a la Mansión Gray, el cielo ya comenzaba a apagarse tenuemente para dar paso a la negrura de la noche. Skylar estaba agotada y moverse implicaba un dolor agudo que la recorría como miles de agujas punzantes, de pies a cabeza.

Mientras aún estaba cubierta únicamente con la manta que Traian había usado para abrigarla, subió apresurada por las escaleras directamente a su habitación para ponerse algo de ropa e hizo nota de mental de llevar una mochila con prendas la próxima vez. Bajó al salón donde se sentó a la mesa con Marion y Ragnor y Christian, este último estaba muy callado y parecía un poco distraído. Por alguna razón desconocida para ella, Traian no se encontraba ahí, pero Sky se sentía muy hambrienta y cansada como para ahondar en eso en aquel momento.

Se sentó junto a Christian, quien apenas le hizo algunas preguntas sobre su día y los cuatro procedieron a llenarse el estómago con las elegantes comidas que quedaron del gran banquete que Zafrina, la ama de llaves y encargada de la cocina de la mansión, había preparado con tanto esmero y dedicación para la fiesta de presentación del día anterior. Había desde pato a la naranja, hasta gelatinas con trocitos de frutas, roast beef, coloridas ensaladas y panecillos.

Una vez satisfecha, Skylar tomó del brazo a Christian y lo llevó a rastras escaleras arriba. No se preocupó mucho por cómo lo interpretarían Ragnor y Marion, pero tampoco le daba gran importancia puesto que, desde la mañana de entrenamiento, parecían muy absortos el uno en el otro, lo cual resultaba extraño para ella, pero optó por considerar que era entendible. Aunque la idea fuera sumamente remota, ellos habían estado casados antes de que su abuela se casara con su abuelo, Thomas Garroway. Marion le había dicho que su abuelo fue un general de la marina que falleció en una misión hacía ya muchos años, dejándola viuda a una edad muy temprana, pero ahora que toda la vida de Skylar había dado un vuelco bastante considerable, lo más probable que se le pasaba por la mente es que él hubiera fallecido en alguna batalla a favor de la luz, al igual que su padre.

Hacía ya mucho tiempo, que Marion le confesó que su unión con su abuelo había sido a través de un matrimonio arreglado. Ella había amado a un hombre que su padre no aprobaba, por lo que este último le arregló un matrimonio con el hijo de una familia amiga.

Marion siempre había sido reservada con ese tema, pero Sky sabía que aquello dejó una marca en su abuela, el tipo de marca que dejaría una cicatriz que no se borraría a pesar del paso de los años, la de un corazón roto.

También sabía que Marion quiso a Thomas de la manera en que se puede llegar a querer a alguien con los años y que juntos habían tenido al padre de Sky y a una hija que murió a temprana edad, aunque Sky desconocía las circunstancias que envolvían su pérdida, puesto que Marion evitaba hablar de ella. Lo único que sabía de ella era su nombre, Sarah, y que su muerte había resultado en un doloroso golpe tanto para su abuela como para su abuelo. A pesar de todo esto, ambos vivieron una vida buena y estable, con toda la felicidad que las circunstancias les había permitido hasta el día de su muerte.

Al comienzo, sintió cierta aprensión cuando Ragnor le confesó que estuvo casado con Marion tiempo atrás, ya que al unir los cabos sueltos, aquello significaba que, evidentemente, él era el hombre del cual ella se había enamorado y junto al cual no pudo construir su futuro. Sky no tenía idea de que antes de su matrimonio con su abuelo, Marion ya se había encontrado casada con anterioridad, aunque suponía que era un tema difícil de abordar para cualquiera. No obstante, ese sentimiento aprensivo en realidad no tenía relación con haber conocido a Ragnor, ya que si bien su apariencia era en muchos sentidos atemorizante, Skylar era capaz de ver bondad dentro de él. Lo que le causaba pesar, era pensar en su abuela soportando una vida regida por las imposiciones de su padre, sin poder estar al lado del hombre que amó y de solo imaginarlo, Sky sentía un nudo en la garganta. Marion era como una madre para ella y la simple idea de su sufrimiento, hacía que le doliera el corazón.