29. Empatía

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29. Empatía.

2/3 MARATÓN DE NAVIDAD

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Irene se interpuso entre Yeri y la casa de Sadie. Esta frunció el ceño.

-¿Qué ocurre? - la rubia le dio la vuelta a su amiga y la empujó un poco.

- Se nos ha olvidado comprar... ¡la salsa! Sí, eso - se notaba que Yeri estaba más que confundida.

- No usamos nunca salsa - dijo, la otra negó con la cabeza nerviosa.

- Pues hoy tengo ganas de salsa de barbacoa, vamos - miró a sadie que estaba parada en el marco de la puerta - ahora volvemos, Sadie. Tenlo todo listo - puso énfasis en todo.

Cuando se alejaron lo suficiente, Sadie recuperó el aire que no sabía que le faltaba. Miró a Jimin, medio asustada.

-Por poco - gruñó.

- Lo siento - dijo acercándose a su novia - no sabía que todavía estaba ahí.

- No te preocupes, lo importante es que no te ha visto Yeri - el asintió.

- es una de nuestras fans, ¿verdad? - ella asintió.

Lo acompañó hasta la puerta, él la besó rápidamente y se avergonzó, pues no se esperaba esa caricia.

-Que descanses - gritó la pelinegra cuando estaba ya lejos - y suerte.

- Gracias - dijo el de regreso.

Ella sonrió y entró a su hogar.

°°°°°°°°

Jimin estaba enfadado con si mismo por haber puesto en peligro su oculta relación. Menos mal que la única que le había visto era Irene, esa chica que tanto había hablado sadie y en la que confiaba tanto. Pero aun así estaba nervioso, porque por poco se fastidia todo. Sabía que la amiga de su novia no diría nada, pero aun así te sentía mal. ¿Por qué tenía que ser tan torpe?

Jungkook vio a Jimin llegar. Observó cómo dejaba su chaqueta en el sillón de mala gana y se tiró al sillón, haciendo que este se hundiera por su peso. El maknae siguió viendo la tele tranquilamente, hipnotizado por una película de romance. El normalmente no veía la televisión, y menos para ver películas que tuviesen romance de por medio. Pero esa vez tenía ganas de ver la tele y de casualidad se encontró con esa dramática película que lo dejó medio ido.

Tenía su boca ligeramente abierta y sus ojos muy bien abiertos. Jimin lo miró como si fuese un bicho raro, aunque sabía que era normal en él. Se había acostumbrado a saber las cosas más íntimas de sus seis compañeros, igual que ellos lo conocían muy bien, por ejemplo: Jungkook cuando ve un video o algo con detenimiento, inconscientemente abre su boca y la mantiene abierta hasta que termina el video.

Jimin sabía que en el fondo hacia mal con no contarle su relación con la pelinegra. Todos sabían casi todo de los demás. La convivencia tenía esa característica, que era saber cosas de sus compañeros, aunque los intentaran ocultar. Entonces, ¿Por qué ocultaba que tenía novia? ¿Y que era sadie?

Por Jungkook.

¿Por qué tuvo que conocerla de esa manera? ¿No podía ser como en las películas: un choque en una calle transitada? ¿Algo que no fuese relacionado con su amigo? Jimin hacía de una montaña de un grano de arena, pero no se daba cuenta. No se daba cuenta de que Jungkook era su compañero y su amigo. Tampoco se enteraba de que el maknae lo quería como a un hermano y no se iba a enfadar por una tontería de esas.

Jimin tenía miedo de algo que no iba a pasar.

El mayor miró al maknae, que seguía sin decir nada, y bufó.

Mi Psicóloga (COMPLETA) Where stories live. Discover now