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El enojo le duró más de lo previsto. Jennie no lo llamó en el fin de semana, y cuando Hanbin lo hacía, ella era cortante. El Lunes ni siquiera le respondió su mensaje de buenos días y lo evitó tanto en sus clases como en los pasillos. Que actuara como si lo evitaba era normal, puesto que su relación no era pública, nada sobre ellos era público. Para los demás ellos ni se conocían. Sin embargo, que lo ignorara totalmente y que lo mirara mal le afectó bastante.

A la hora del almuerzo Hanbin fue a la azotea y terraza de la escuela, en donde siempre se reunía con su novia media hora antes de terminar el almuerzo. Esperó por Jennie mientras jugaba con el balón de baloncesto que su compañero Bobby le había pasado antes de separarse.

Por un momento llegó a pensar que no llegaría porque estaba molesta con él, pero luego se alegró al verla salir del edificio. Pero se preocupó al ver que Jennie llevaba una expresión molesta.

─Pensé que no vendrías ─le dijo y le lanzó la pelota. Ella la atrapó sin problema y continuó acercándose a él.

─No debería. Si tú no me buscas yo no debería buscarte.

─Jen, por favor ─rió─. Estás siendo más dramática de lo normal. Sabes que tengo trabajo los fines de semana. No podía ir hasta Busan.

Ella hizo un mohín con los labios y al estar frente a él soltó la pelota y lo abrazó. Hanbin sonrió y la abrazó con fuerza.

─Me fue horrible. Saqué ochenta y uno ─murmuró contra su pecho.

─¿El examen de historia del arte? ─Ella asintió. La abrazó más y besó su coronilla─. El próximo te irá mejor. Solo debes estudiar más.

─¡Estudié mucho! ─lloriqueó alejándose de él─. ¡No lo entiendo! Pensé que me fue bien pero. . . ¡Ugh!

A Hanbin en realidad le daba gracia verla enojada porque haya sacado una nota menos de noventa. Y es que Jennie era una chica muy aplicada a sus estudios y debía tener todas sus calificaciones sobre noventas para sentirse feliz y orgullosa de sí misma. Bajas calificaciones solo lograban bajarle la autoestima. Sin embargo, Hanbin era lo contrario. Se alegraba con apenas sacar sesenta en exámenes.

Él sabía que ella había recurrido a él en estos momentos por lo mal que se sentía, porque sino, se hubiera pasado todo el día ignorandolo hasta que él tuviera que disculparse por no ir a verla hasta Busan. La principal razón por la que no fue no era porque debía trabajar; él podía llamar y dar la excusa de que se encontraba enfermo. Pero no quiso ir porque era un largo viaje en tren, para después pasar quizás dos horas con ella en algún lugar privado, y luego volver a casa al caer la noche. No valía la pena.

Se sentaron en un banco, ella con las piernas sobre las de él, y él la abrazó, causando que ella apoyara su cabeza en su hombro mientras lágrimas recorrían sus mejillas.

─Muñeca, eres muy inteligente. Menos nota a la anterior no te hace tonta o mala estudiante ─Intentó animarla mientras acariciaba su pelo.

─Lo dice el que no le importa la escuela ─murmuró.

─Hey, estoy intentando aprobar todo. Eso es darle importancia. Lo mío es el baloncesto.

─Pues más te vale convertirte en jugador profesional porque sino acabarás debajo de un puente.

─Ya estoy trabajando en ello. ¿Piensas dejarme si no consigo ser profesional?

─Sí ─respondió con seguridad.

Aunque sí le dolió aquella sincera confesión, intentó verle el lado gracioso al tema.

─Nah, tienes que venirte a vivir conmigo a mi puente. O mejor conquisto a Leehi. Esa chica será la mejor cantante de Asia en el futuro.

Jenga {Hanbin & Jennie}Where stories live. Discover now