Capítulo 31. Nos engañaron.

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Iñaki: Bueno, Diana... Soy Iñaki, te hablo porque necesito contarte algo, y no lo puedo hacer por llamada, será que nos podemos ver, pero a solas.

Del otro lado de la llamada:

Diana: -¿A solas?- Preguntó desconcertada. -Esta bien, nos vemos en una hora, en la cafetería que acaban de abrir en Zona Rosa-

Fin de la llamada .

Iñaki ya se encontraba esperando a Diana, estaba bebiendo café cuando alzo la vista vio a aquella mujer alta, espiritifláutica y de cabello medio corto con rizos definidos, se percató que era Diana. Ella vestía con un pantalón formal y una camisa aguada el atuendo era de color anaranjado, como siempre. Diana observo todas las mesas, buscando a Iñaki, hasta que al fin vio a aquel apuesto y formal hombre, vestido con un impecable traje, saco de color café y pantalón color negro, corbata verde, peinado con el cabello hacia atrás y él estaba sonriendo, con esa enorme y hermosa sonrisa que lo caracteriza y Diana también le dedicó una sonrisa.

Iñaki levantó la palma de su mano en señal de saludo, Diana poco a poco se fue acercando, Iñaki se levantó para darle un asiento a Diana y acercarla a la mesa, como todo caballero lo hace, después el también se sentó.

Diana: Bueno pues, ya estoy aquí. Tu dirás.

Iñaki iba a hablar, cuando el mesero los interrumpió.

Mesero: ¿Qué le ofrezco Señora?

Diana: Un capuchino de vainilla con crema batida, por favor.

El mesero asintió con la cabeza y se retiró.

Iñaki: Ok. Bueno... Mira Diana si tuve el atrevimiento de citarte a solas... es por... por...

Diana: -Pero coño tío, no le desh más vueltad al asdunto- Intento hablar en acento español y los dos comenzaron a carcajearse.

Mesero: Aquí esta su capuchino de vainilla con crema batida, con permiso.

Diana: -¡Ay, muchas gracias! Es propio- Diana bebió de su capuchino. -Bueno ya, deja los rodeos Iñaki, y habla lo que me tengas que decir, habla ahora o calla para siempre.

Iñaki: -De acuerdo, lo que te tengo que decir, es que...- Se contenía la risa. -Tengo que decirte que se te formaron unos bigotes en la boca, por la crema batida del capuchino, Jajajaja-

Diana: -Ay no, que pena- Dijo apenada.

Iñaki: -No pasa nada- Tomo una servilleta y se acerco más a ella y con la servilleta limpio la boca de Diana, que se encontraba llena de crema batida. Diana comenzó a reír, con esa risa tan llamativa y graciosa, lo cual hizo contagiar a Iñaki de su risa y así los dos se empezaron a reír como dos locos. La cafetería dejaba de ser un lugar tranquilo y se convirtió literalmente en un circo, ante las carcajadas de ambos, de pronto ambos se dieron cuenta de las miradas matadoras y la molestia de los demás clientes, así que pararon de reír.

Diana: Que barbaridad.

Iñaki: Diana tu risa es muy contagiosa.

Diana: Demasiado y no lo puedo evitar, y además si yo te contará, Uff, es algo que le encanta a Camilo, mi risa. ¿Puedes creerlo?- Movió la cabeza.

Iñaki: -Pues... Ya que has mencionado a tu esposo Camilo, quiero decirte que esta cita se trata para hablar sobre el y mi prometida Mónica- Dijo con seriedad.

Diana: ¿De Camilo y Mónica? ¿Y para eso me citaste a solas? Es algo grave, se canceló el proyecto que tenían pactado, o qué fue lo que paso? Perdón por tantas preguntas.

Iñaki: No te preocupes, y afirmativamente, para hablar sobre nuestras parejas es que te he citado a solas y Diana, lo último que yo quisiera sería lastimarte el corazón, pero me parece que tienes que estar enterada de lo que esta pasando.

Diana: Bueno ya ni le des más vueltas al asunto, me asustas.

Iñaki: Hoy fui a Media Link, la oficina de Camilo estaba abierta. Descubrí a Camilo y a Mónica besándose.

Diana: -¿QUÉ? ¿De verdad los viste besándose?- Preguntó con desilusión y frustración.

Iñaki: Así es Diana, de echo por lo mismo, Camilo y yo nos agarramos a golpes y es por eso que estoy con moretones en la cara.

Lágrimas cayeron de las pupilas de Diana.

Diana: No puedo creerlo, Iñaki.

Iñaki: Pero es verdad, y estoy seguro que fue Camilo quien le robo el beso a ella, aunque...

Diana: -¿Qué?- Preguntó entre sollozos.

Iñaki: Pues es que hace días estuve fuera de México, y no sé que pufo ocurrir en mi ausencia entre ellos.

Diana: Pues ahora que lo mencionas, Camilo estaba muy raro, muchas veces dejo botado el trabajo en Medía Link y se iba quien sabe a dónde, incluso un día se fue toda la tarde y regreso hasta la madrugada, el me dijo que estaba con un inversionista. Pero en el fondo yo no le creí.

Iñaki bajo la mirada, se talló los ojos y lágrimas brotaron de sus ojos, sus ánimos estaban por los suelos.

Diana: ¿Será posible que nos hayan engañado?

Iñaki: Es más que obvio y me duele en el alma tener que reconocerlo, pero hay que hacerlo.

Diana: Es que Camilo y yo estábamos tan bien. Incluso íbamos a renovar nuestros votos matrimoniales. Estoy segura que Mónica fue quien se le metió por los ojos a él, estoy segura que ella lo provocó- Dijo llena de rabia.

Iñaki: No, no. Detente Diana, que si el no hubiera querido, no lo hubiera hecho.

Diana: Son unos también cínicos.

Iñaki: Estoy seguro que lo que siente Camilo por Mónica, es sólo un capricho, para el era muy cómodo tenerla a ella, porque le hacía más fácil la vida, porque para ella su mundo solo giraba a través de el. Y lo que siente ella por el es solo una obsesión.

Diana: Perdón Iñaki. Yo no sé que decir. Estoy llena de rabia, de desilusión, estoy frustrada.

Iñaki: -Diana, sé lo mucho que amas a Camilo, tanto como yo amo a Mónica, así que debemos de hacer todo lo posible para alejarlos, yo me la llevaré a España...- Diana lo interrumpió.

Diana: Sabes... por mi Camilo y Mónica se pueden ir a la chingada. Estoy harta, al diablo todo, al diablo el infiel de Camilo y la zorra mustia de Mónica también.

Diana se levantó bruscamente de su silla y con sus manos seco con brutalidad sus lágrimas y camino rápidamente hacia la salida de la cafetería.

Iñaki sacó de su cartera unos billetes y los dejo sobre la mesa, para dejar pagada la cuenta y luego corrió tras de Diana.

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En Media Link:

Armando iba saliendo de su oficina, cuando a lo lejos observo la esbelta silueta de aquella Joven en recepción y decidió acercarse.

Armando: -Hola bonita- Sonrió.

¿?: -Hola- Le regreso la sonrisa.

Armando: Así que tu fuiste la afortunada que se quedó con el puesto de recepcionista?

¿?: Así es, admito que tuve mucha competencia, pero finalmente me eligieron a mí.

Armando: ¿Cómo te llamas?

- Me llamo Daniela Isabella- Sonrió.

(...)

Continuará...

Mi verdadero amor. Monilo❤ (Terminada).Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ