Capítulo 2.

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Alcander

-¿Podemos irnos ya? –exigió saber Axel que estaba recargado en tinaco del edificio.

-No aun no –Dije algo molesto de que estuviera molestándome todo el tiempo.

Axel suspiro exageradamente y se cruzó de brazos, lo mire de reojo unos segundos antes de volver la vista hacia la ventana del apartamento, Kay había desaparecido pero podía sentir su presencia en el lugar todavía, además de que estaba seguro de que me había visto.

-Creo que estas obsesionado- dijo Axel, me limite a rodar los ojos haciendo caso omiso a su comentario.

Me  levantarme para mirarlo. -¿Qué otra cosa podría hacer? Las tropas están varadas y no tenemos mucho en que ocuparnos.

-Ya, pero ella tiene un nuevo guardián ¿entiendes? Un-nuevo-guardián –dijo como si no fuera capaz de saber lo que eso significaba. –puedes limitarte a pensar que nada de eso pasó, estarías dentro de las normas de nuevo, además de que ella ni siquiera sabe que existes.

-Mejor así, no quiero que le pase nada.

Axel volvió a suspirar -¿Podemos irnos?

Le di un último vistazo a la ventana, lo único que me encontré fue un sofá blanco (igual al que he estado viendo las últimas semanas) solo que ahora había un pequeño cachorro de labrador color negro ladrando hacia un lugar detrás de los muros, la silueta de alguien no tardó en aparecer, pero grande fue mi decepción cuando apareció Victoria y no Kay.

-Podemos irnos- confirme y ambos extendimos las alas para volver al lugar donde pertenecemos.

Al menos puedo saber que ella está bien por el momento; tengo estrictamente prohibido interferir si ella muere, al parecer en el cielo no estuvieron muy contentos de que le prometiera algo a la muerte, después de todo esto siempre se reduce a mis sentimientos por ella, no sé en qué momento pude haber cometido ese error, pero está hecho y ahora estoy dispuesto a hacer lo que sea para mantenerla con vida.

-Estás pensando demasiado alto Fanster –Anuncio Axel- será mejor que dejes de hacerlo o todos escucharemos tus gritos mentales -Gruñí- ¿Sabes que no vivirá para siempre verdad? –Axel por primera vez en su inmortalidad se veía cansado, cansado de estarme cuidando, pero claro si ahora era más humano que ángel- no puedes estar negociando y llegara un momento en que tendrá que irse quieras o no.

Odiaba sus sermones, cada que se presentaba la oportunidad me regañaba como a un niño pequeño; con el tiempo me limite a no escucharle o simplemente a llevarle la corriente, eso siempre lo hacía callar.

-Si lo sé – pero también sé que tus palabras no servirán de nada, pensé.

-Entonces tan siquiera se un poco más precavido, no podemos estar bajando a la tierra así como así, pronto alguien se dará cuenta y entonces van a sacarnos.

La idea sonaba bien, tener las alas inútiles a cambio de asegurar la vida de mi niña, lo haría si no arrastrara a Axel conmigo también, sabía que el poco tiempo que tuvo teñidas las alas había sido muy desagradable para él, no le haría lo mismo otra vez solo por uno de mis caprichos.

-Si quieres tener alas blancas de nuevo- dijo estirando las suyas para que pudiera verlas- debes seguir órdenes y hacer lo mejor para la humanidad, ¿Quieres tener tus alas blancas de nuevo verdad?

Negué- en realidad creo que el negro me sienta bien –lo volteé a ver a la cara para encontrarme con un ceño fruncido.

Al sentir mi mirada él rodo los ojos y me miro –tengo cosas que hacer- puso una mano en mi hombro y me dio un empujón amistoso- no vayas a hacer alguna estupidez.

-Prometo no hacer ninguna durante las próximas tres horas –le sonreí, el me miro y negó, aunque antes de irse me dirigió una sonrisa y me revolvió el cabello.

Me senté en el borde de una barandilla y mire mis pies mientras los movía de adelante hacía atrás, escuche el silbido y levante la mirada para encontrarme con una chica (un ángel claro está) que caminaba cantando en mi dirección, por algún motivo me puse nervioso.

Ángel GuerreroOnde histórias criam vida. Descubra agora