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La producción de una stripper era algo digno de admirar. Digo, no todos los días realizas el ritual que estas chicas hacen solo para verse atractivas, deseables y al mismo tiempo decentes para el cliente.
Se requería de una fuerza mayor el ponerse esos tacos de más de quince centímetros, y de preferencia que fueran tacos con caña alta para evitar doblarse los tobillos durante un baile. Esos brasiers o bralettes que podían verse de lo más bonitos, quizás cómodos por el hecho de ser pequeños y que no estorbaban la movilidad, pero no, no, no. Esas cosas recubiertas en brillos, encajes, colores llamativos, e incluso en látex eran de lo más incómodos y asfixiantes. Por dentro, en la parte de los pechos, la mayoría contaban con almohadillas, esas que te dan el efecto push-up, y que hacían que tus adoradas y pequeñas amigas salieran a saludar al punto de casi desbordarse por la orilla superior, ese era en el caso de que tuvieras poco que mostrar, no todas necesitaban las "almohaditas".

Pero no había nada peor que las tangas, esos pequeños retazos de tela que cubrían poco y nada tu zona íntima. Eran tan diminutas y tan ajustadas que provocaban comezón en la parte de atrás, y que si no ibas a bailar mejor colocabas algún tipo de pegamento a los costados para que la tela no se corriera y dejara ver más de lo necesario.

Si antes sentía pudor y algo de pena por las chicas que se dedicaban a esto, ahora les dedicaba todo mi respeto. Ser stripper no era cosa fácil.

Batallé intentando colocar las pestañas postizas sobre mis párpados. En realidad batallé con todo el maquillaje y es que apenas tenía movilidad por el ajuste de las prendas que sentía que en cualquier momento se descoserían.
YoungJoo me estaba dejando unas marcas rojas en las piernas debido a los tirones que la cera depilatoria había provocando.

Era imposible negar la incomodidad, pero ya estaba aquí, estaba lista y curiosa por lo que ocurriría.

— ¿Te gusta hacer esto? —pregunté aprovechando que no había nadie mas cerca, mientras veía mi propio reflejo.

— La verdad es que no, no te costaba mucho depilarte bien las piernas ¿Sabes? —río concentrada en su tarea.

—Ah, sabes a lo que me refiero —la miré y ella dejó lo que estaba haciendo para darme su atención. Era una chica muy guapa que probablemente si veías en la calle te imaginabas que trabajaba para alguna agencia de modelos, o en cualquier cosa menos en este mundo.

— A ver ¿Qué quieres que te diga? —suspiró y colocó sus manos en su cintura— Al principio lo detestaba, todos esos hombres hambrientos por ver una parte de tu piel, como si jamás hubieran conocido mujeres. Gastando mucho dinero por verte bailar y arrastrarte hacia ellos, decirles un par de cosas sucias y ya están a tus pies. Claro que no me gusta, pero da buenos ingresos, y el hábito lo hace más fácil.

Rió al ver mi cara de disgusto.

— Yah, que me expresé mal, no quise decirlo así —me dió un empujoncito en el hombro— Al principio es difícil, luego es costumbre. Nunca faltan los idiotas, pero también hay varios clientes frecuentes que son bien educados —hizo una pausa para tomar aire y continuó—Tengo que terminar mis estudios, pagar renta y subsistir, y para eso necesito dinero rápido ¿Entiendes?

Asentí pensativa. Volví a mirar mi reflejo, no podía reconocerme, en el buen sentido de la palabra. Mis ojeras habían desaparecido, mi labios se veían suaves y esponjados, mi cabello se veía cuidado, el cuerpo que se reflejaba en el espejo jamás hubiera pensado que era el mío, era otra. Y no sabía si eso me gustaba o me apenaba.

— Preciosa ¿No crees? —YoungJoo había colocado ambas manos sobre mis hombros y los sacudió suavemente— ¿Te parece si vamos andando?

Pero yo seguía enmudecida. Moví mi cabeza de arriba a abajo, dándole a entender que lo estaba.

Alias『BABE』» JHS   [+18] cancelada Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ