CAPÍTULO 42

Depuis le début
                                    

— Ya es tarde — lo detuve cuando vi que pretendía irse a su casa — ¿Por qué no te quedas a pasar la noche? — le pregunté con una sonrisa.

— No, no creo que sea una buena idea — su respuesta me sorprendió, no lo entendía, esta no sería la primera vez que se quedaba en mi casa a dormir.

— ¿Qué dices?, no es la primera vez que duermes aquí — reí, talvez estaba haciendo un chiste.

— Es que a Clara no le agradará saber que me quedé a dormir en la casa de una chica.

No podía creer lo que mis oídos escuchaban.

— Pero soy tu mejor amiga — dije casi en un murmullo.

— Incluso si eres mi mejor amiga, no importa, a ella no le gustará.

— Entonces, no le digas nada. No hace falta que se entere que dormiste aquí — intenté convencerlo, me reusaba a dejarlo ir esta noche — veremos películas, o jugaremos toda la noche.

— No quiero mentirle, Clara no me dará otra oportunidad, así que no quiero que desconfíe de mí — Nicholas se colocó la chaqueta — Lo siento — se disculpó mientras se paraba a un lado de la puerta esperando que la abra para él.

No insistí más, entendí que no podía ganar, dijera lo que dijera, Nicholas se marcharía. No podía detenerlo. Abrí la puerta y él se despidió con un "Nos vemos luego".

Cerré la puerta cuando lo vi doblar la esquina.

No podía creerlo. Nicholas... Nicholas se había marchado, ¡Y no sólo eso!, ya no se quedaría a dormir nunca más... a no ser que yo hiciera algo al respecto.

Al día siguiente, paseé por los pasillos de la escuela, buscando a alguien en especial. Había dormido poco, ya que estuve toda la noche pensando en que hacer, en cómo recuperar a Nicholas.

Las encontré en la cafetería. Estaban intimidando a una niña de primero para que les comprara el almuerzo.

— ¿Sabes?, olvidé traer dinero para el almuerzo — esa era una gran mentira — ¿Puedes comprarnos el almuerzo?, prometo pagártelo — y esa era otra mentira. Por su tono de voz amenazante, tanto yo como la niña de primero sabíamos que no estaba hablando en serio, y que no se trataba de un favor, sino más bien de una orden.

— Tomen — les dije interfiriendo en su intimidación — Pueden comer esto — dije mostrándoles dos sándwiches de jamón y queso, los había comprado recién con una intensión. Ellas serían parte de mi plan.

La niña de primero aprovechó para escapar al darse cuenta que las dos brabuconas habían fijado su vista en mí.

— ¿No es acaso la fea del otro día? — dijo una de ellas, la que parecía ser la "líder", su amiga festejó su comentario con una carcajada. La chica me arrebató los sándwiches y me miró con amenaza — ¿Acaso te ofreces de voluntaria para convertirte en mi lacayo? — dijo con sorna, pero supe que mi actitud la había extrañado a un nivel que le causaba tensión, podía percibirlo en la forma cuidadosa que me miraba, como si supiera que yo no era como el resto de las chicas.

— No, no quiero ser tu lacayo — dije mirándola sin bajar la mirada, le demostraría que no era inferior a ella, todo lo contrario, ella estaría por debajo de mí — Sería más bien una contratista.

— ¿Contratista? — preguntó extrañada, pero al mismo tiempo intrigada. Ya la tenía en un puño, no era más que una fanfarrona que asustaba a las chicas más tímidas, pero si se enfrenta a alguien como yo, sus herramientas no le sirven.

— Sí, necesito que hagan un favor por mí.

— ¡Ja! — rio la líder, intentando simular altanería — si crees que puedes mandarnos, estás muy equivocada, yo no seré el lacayo de nadie.

FLASHBACKOù les histoires vivent. Découvrez maintenant