CAPÍTULO 14

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— ¡Arriba!, ¡Arriba, Bella Durmiente! — me sobresalté sin saber que pasaba, mientras mi corazón latía frenético, entonces me di cuenta que Helen había saltado sobre mí para despertarme — ¡Si sigues durmiendo llegaremos tarde!

Habíamos pasado toda la noche hablando luego de lo que había sucedido ayer. Helen había prometido cambiar, porque sabía muy bien que solo se estaba haciendo daño a sí misma. A ella nunca le agradó, ni mucho menos disfrutaba pasar la noche con hombres que apenas conocía, pero ayer por fin reconoció que sus esfuerzos eran vanos. Me sentí culpable por decirle: Tu padre no te está mirando para que te comportes de esta manera. A lo cual ella respondió más tarde: Mi padre nunca me miró. Y era cierto, pero no le quedaba de otra que resignarse. A eso yo le respondí: No haces más que lastimarte a ti misma. Esa simple frase fue lo que quebró todo, en medio de la noche Helen volvió a llorar reconociendo que mis palabras eran ciertas, y luego prometió cambiar, ya no le importaría cuanto pudiera ignorarla su padre, intentaría agradarle a las personas que verdaderamente valieran la pena y la querían de verdad. No llores por personas que no merecen tus lágrimas.

Eso es lo bueno de tener una mejor amiga, no importa que tan fuerte te pelees, aunque pareciera el fin del mundo, al fin del día las cosas volverán a ser como en un principio, y algunas veces incluso mejor.

Helen Holly hoy parecía ser una persona diferente, si bien siempre había sido así de enérgica, había algo plasmado en su semblante, no lo sabía bien, pero creía que era la determinación de convertirse en una mejor persona, de superarse a sí misma y mostrarle a su padre que no necesitaba de su favor para progresar y llegar lejos en su vida. Y el hecho que Helen pensara así hacía que mi pecho se inflara de orgullo. Estaba agradecida conmigo misma por haberla elegido como amiga.

Me levanté lentamente de la cama, mientras gruñía algo malhumorada, ya que habíamos estado hasta altas horas de la noche desveladas, por la mañana sería un proceso levantarme temprano.

— En vez de Bella Durmiente debería llamarte zombie — dijo Helen conteniendo una carcajada mientras revolvía su placar, se movía de una manera tan veloz que sus manos me recordaron a las aspas de una turbina.

Lancé una carcajada, ¿Zombie?, estaba segura que parecería eso, con los ojos de un muerto y el cabello hecho un nido de pájaros.

Me moví a la velocidad de una tortuga en dirección al baño. Antes de empezar el día era indispensable lavarme los dientes. Era como un ritual de iniciación.

— ¡Te advertí que prepares tu maleta el día anterior!, pero la señorita Diana se rehusó — me gritaba desde la habitación — Mañana me levanto temprano a preparar todo — hizo un intento fallido al intentar imitarme — ¡Mentirosa!

— Mi voz no suena así — le recriminé después de escupir la espuma del dentífrico en el lavamanos.

— Sí, sí lo hace. Parece que te hubieras tragado un globo de helio.

Ambas reímos como si ayer no hubiéramos peleado hasta las lágrimas.

— Nicholas estará esperándonos en la puerta dentro de veinte minutos.

Una enorme sonrisa se dibujó en mis labios, y la vi a través del espejo, era amplía y mostraba los dientes recién pulidos. No podía dejar de ilusionarme, a la par que mi mente tramaba cientos de ideas y planes, algo descabellados por supuesto. Nunca podría rendirme, oh no. Y esta podría ser una oportunidad como ninguna, y sería muy estúpida si osaba de desaprovecharla. Pasaríamos una semana en la casa del lago de la abuela de Helen. Podría usarlo para acercarme a Nicholas, no es como si no fuéramos cercanos, ya que él es mi mejor amigo, sino acercarme de otra manera diferente, ¿Me explico?

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