único

1.5K 60 7
                                    

Su corazón latía con anticipación en su pecho. Podía sentir la sangre corriendo en dirección a sus oídos, tiñéndolos de un tono rosa pálido ante el mero pensamiento de lo que podría suceder. 

Al levantar su mano para golpear tres veces la puerta de madera, notó que sus dedos temblaban ligeramente. Él no estaba asustado, Min Yoongi nunca tiene miedo. ¿Estaba aterrorizado? Quizás. 

Se encontró a sí mismo manteniendo la respiración mientras esperaba a que abrieran la puerta. Sentía que estaba parado frente a las mismísimas puertas del infierno, esperando por su veredicto. 

Podía escuchar la música ahogada detrás de la puerta cerrada, un poco de R'N'B estadounidense, música que no le gustaba, ni entendía. El repentino y lento arrastre de pies dentro del piso hizo que el corazón de Yoongi se retorciera y girara en su pecho. Un nudo se forma en su garganta y de repente se siente demasiado apretado como para respirar. Quería girar sobre sus talones y huir a casa, esconderse debajo de las sábanas y nunca ver la luz del sol de nuevo. Pero antes de que pudiera moverse, la puerta se abre frente a él, y se encontraba enfrentando a un hombre joven, alto y muy atractivo. De cabello gris plateado. Era más alto que Yoongi por un par de centímetros, ojos oscuros y perezosos, mirada que perforaba a través de Yoongi como miles de agujas afiladas. Su cabeza se mantenía alta, sin decir absolutamente nada a Yoongi, quién era el mayor de los dos. Él dobló los brazos sobre su pecho, gesto que le dice al mayor que piense antes de abrir su maldita boca.

Tragó duro y en seco. El nudo en su garganta de alguna manera se había vuelto aún más apretado. Sus ojos estaban nerviosos, mirando a todos lados excepto a la cara de Namjoon. El aire estaba pesado, abalanzándose sobre Yoongi como un manto de muerte.  Yoongi se sentía pequeño, pequeño y sucio por la manera en que Namjoon estaba mirándolo: como si estuviera al fondo de la cadena alimenticia, junto con las ratas y alimañas. 

Namjoon eleva sus cejas, su rostro era de piedra. Le pedía a Yoongi que hablara antes de que perdiera la paciencia. 

"Hey," chilló Yoongi, su voz patéticamente alta, sus mejillas vergonzosamente rojas mientras trataba de recuperar su voz tosiendo por lo bajo. Se sentía humillado sólo con la mirada de Namjoon, como si no fuera más que un pedazo de mierda.

"No voy a darte nada", dice Namjoon, con la voz llena de una frialdad parecida al metal a medida de que sus ojos se vuelven aún más severos. No había ninguna emoción en su rostro, su pecho en alto casi de manera graciosa, sus brazos estaban apretados en su pecho. Enderezó su espalda, luciendo así aún más alto, más fuerte. 

"Namjoon, por favor. Lo que me diste la semana pasada no fue suficiente. si sólo pudieras-" La suplicante voz de Yoongi se detuvo tan pronto como los dedos de Namjoon se enroscaron alrededor de su brazo, apretando con fuerza. El agarre era fuerte y magullado, y le dice a Yoongi que debe aprender su lugar sin que Namjoon tenga que decir nada. 

"O tomas lo que te doy, o puedes ir buscando a alguien más que patrocine tu pequeño trasero escuálido. ¿Entendido, imbécil?"Namjoon silbó, y sus palabras salieron como ácido. Se queman debajo de la piel de Yoongi junto a la desesperación y desesperanza. Yoongi quería alcanzarlos, y rasparlos, cortarlos con la hojilla que mantenía siempre debajo de su almohada, pero sabía que Namjoon siempre encontraba la manera de entrar debajo de su piel. Así que él lo toma, pero aún no va a rendirse. 

"Lo necesito, Namjoon." Susurró Yoongi, sus ojos se cerraban con incredulidad de lo patético y débil que sonaban sus palabras, él llevaba días sin probar algo de cocaína, lo que lo hacía querer salir de su jodida propia piel, sus entrañas se sentía como si alguien las hubiera apuñalado constantemente con un cuchillo. Su cuerpo temblaba constantemente, su piel cubierta de un sudor frío. 

bring the drugs baby, i can bring the pain | namgi/yoonamWhere stories live. Discover now