Capítulo 24: Unión de dos almas. Maraton 3/3

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– Casi desde el principio, ¿recuerdas la noche en que llovió? – asentí con la cabeza – me quedé contigo hasta mucho después que amaneció, era mentira que no traía coche, si te lo dije fue porque no quería ilusionarte, yo mismo no quería ilusionarme, estaba muy confundido Ana y quizá rompí las reglas antes que tú.

– Te amo Christian, creo que te amé desde el primer segundo que te vi.

Creo que yo también, eres la única mujer con la que hecho el amor y, si me lo preguntas, no sabría decirte exactamente cuándo sentí esa diferencia, así que, como veras, definitivamente el agradecido de que hayas entrado a mi vida soy yo – me beso tiernamente los labios – ahora tengo que cambiarme, nos toca recibir a los invitados.

– ¡Qué nervios!

– Relájate, te ves preciosa, impresionarás a todos, ya verás.

Cuando vi el color de su camisa me quedé sorprendida, era azul, del mismo tono que mi vestido, cuando se lo hice notar me dijo que estábamos en sincronía y me guiñó un ojo. Bajamos y salimos a la terraza, ya había algunos invitados que platicaban con Elliot y Angela. Más tarde Christian me presentó a algunos de sus tíos Austin, Mario y Marco, hermanos de Carrick, muy serios ellos, por cierto.

A las seis en punto nos colocamos en nuestros respectivos lugares, todos los Greys en primera fila, Leila y su hermano detrás de nosotros y del otro lado los papás de Santiago. Calculé que serían unos 200 invitados. El sacerdote ya se encontraba en el altar y Santiago también, visiblemente contento y nervioso. La melodía empezó a sonar y entraron las damas, con vestidos color lila y una cinta rosa en la cintura, cuando llegaron a su lugar Mia hizo su aparición, del brazo de Carrick, comenzaron a caminar por el pasillo, ambos con una gran sonrisa. Al llegar al altar, Carrick entregó la mano de Mia a Santiago que la recibió gustoso y se pararon frente al padre que dio inicio a la ceremonia. Dijeron sus votos emocionados y después Christian y la madrina les colocaron el lazo. Al terminar, Mia y Santiago se dieron un dulce beso y después caminaron por el pasillo mientras les aventaban pétalos de Rosas.

Pasamos al salón, una pequeña banda de cuatro músicos amenizaba con melodías suaves, todos empezaron a tomar sus lugares, Mia y Santiago en la mesa de honor, uno de los músicos les pidió que pasaran a bailar su primera pieza como casados y todos les aplaudimos, Christian me tomó la mano por debajo de la mesa y me sonrió, estaba tan feliz por su hermana. Los músicos siguieron tocando, algunos se pararon a bailar y un par de horas después sirvieron la cena. En cuanto terminamos de comer, anunciaron que era momento de las palabras del padrino y Christian se puso de pie.

– Buenas noches a todos, es para mí un gran honor dirigirme a ustedes, Mia y Santi, es un poco difícil para mí ver a mi hermanita como toda una mujer casada, todavía la recuerdo brincando por toda la casa usando coletas y calcetas, pero el tiempo pasa y el amor tocó a su puerta y me da muchísimo gusto que haya sido de un chico ejemplar como lo es Santiago, bienvenido a la familia. Bien, tenía preparado un largo discurso, pero lo olvide en la maleta, así que sólo les diré lo siguiente.

Tomó un respiro.

Amor es como encontrar un oasis en el desierto, hay muchos espejismos, pero sólo uno es el verdadero. Mia, Santiago mis mejores deseos para esta aventura que inician juntos, estoy seguro que serán inmensamente felices y que formaran una preciosa familia, hermanita te adoro, cuñado, más te vale que te portes bien con ella, ¿vale? – dijo con su típica sonrisa traviesa y levantó su copa – ¡Salud por los novios!

¡Salud!, exclamamos todos los presentes levantando nuestras copas y después bebimos el champagne. Christian me sonrió y me extendió su mano.

– ¿Bailamos? – propuso caballerosamente.

Ardiente TentaciónWhere stories live. Discover now