Elizabeth

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Me levante de mi sueño a causa de una horrible pesadilla, ande por la casa hasta la cocina. Aun no había amanecido, era raro de mi levantarme tan temprano, pero aquella pesadilla era culpable de romper esa rutina. Llegue a la cocina y busque donde había dejado la comida. Pasos se oían por la casa, era Tyler, los pasos apenas sonaban y la casa no era tan grande, parece que me oyó y se volvió a creer que era un ladrón... Los pasos cesaron detrás mio, yo sonreí, el ya se habría dado cuenta que solo era yo y bajaría el cuchillo.

-Casi me apuñalas otra vez, Tyler? Vas a actuar como un loco cada vez que me despierte temprano?- pregunte dandome la vuelta, en mi mano se encontraba un trozo de pan, mi desayuno, mi sonrisa seguía presente en mi rostro. El siempre actuaba así en estos casos y yo no sabia si se debe a sus orígenes, desconocidos para mi o se debia a otra cosa.

-Podrias ser un ladrón que vaya a acabar con nuestra comida, no?- preguntó el chico como si eso fuera una escusa lógica a actuar como un lunático. Yo solo reí y negué con la cabeza mientras me iba de la cocina. Salí a la calle aún comiendo el trozo de pan. Las ciudad del Páramo en ruinas, bueno no del todo ya que la estamos reconstruyendo, se cernía sobre mi. Andaba con el peso de las almas de muertos sobre mis hombros, aun así no me hiban a echar atrás.

Llegue a los puntos de construcción y ahí empecé a trabajar, junto con otros, para reconstruir la ciudad y tener un pequeño salario que nos valiera para comer, al menos por un día mas.

Trabaje en la construcción hasta media noche, pronto se abriría el mercado y venderíamos las armas de Tyler, el chico quizás estuviera loco pero es un gran armero. Ande tranquilamente hasta la antigua casa donde estábamos. Entre en el cuarto donde se encontraba mi amigo, haciendo sus armas, parecia ser lo único que lo calmaba.

—El mercado ya esta abierto, vamos!— dije a espaldas del chico, este dio un respingo y sonreí, me hizo gracia su reacción. El chico se puso a recoger sus armas en una bolsa, asegurándose de que todas las armas estén enfundadas.

Salimos a la calle hacia el improvisado mercado, un lunático y una asesina que nunca quiso serlo. Llegamos al mercado, Tyler me dio un tanto del dinero de ambos y empecé a ir entre los diferentes "puestos" eligiendo la comida que necesitábamos y la mas barata.

Historia de los reinos: rebeldesWhere stories live. Discover now