Capítulo IV: La cacería

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La hermosa joven, dueña de una de las más grandes fortalezas del norte y del Gran Paso de Rose, se encontraba cautiva dentro de su propio hogar, retenida en contra de su voluntad y sin poder hacer nada para remediar su situación; había decidido mantener la calma y tener paciencia, ya que estaba segura de que llegaría el momento perfecto en el que pudiera huir de sus captores, regresar con ayuda externa para eliminar a su enemigo, y de una vez por todas reclamar lo que legítimamente le pertenecía.

Los días habían pasado lentamente, repitiéndose en cada uno de ellos la misma rutina, día tras día Mikasa no hallaba consuelo, miraba con nostalgia y tristeza desde sus aposentos hacia la entrada de la fortaleza, el patio y los muros; nada había cambiado, nada en absoluto. Todo seguía igual como cuando su padre se encontraba en el castillo, como cuando ella lo desafiaba delante de todos  y se marchaba  sin obedecer al patriarca. Sin embargo, y para su desgracia, su padre jamás volvería, jamás se atrevería otra vez a desafiarlo, ni a él ni a sus hermanos. Suspiró profundamente mientras una lágrima se derramaba de sus ojos, casi nunca lloraba, pero en estos días no había nada más que calmara su dolor. El dolor que jamás imaginó sentir en su vida, atravesó su corazón en el momento en la que la peor de las sospechas se hicieron ciertas por boca de su enemigo. Sí, por boca de ese enano, de ese maldito bastardo que había matado a todo aquel que se había atrevido a desafiarlo, de ese hombre que no tenía corazón y que había arrasado con todo a su paso para llegar hasta donde ahora se encontraba...

Desde hace días que ninguno de los dos se habían visto, él la había llamado varias veces para que comieran juntos, sin embargo ella se habían negado rotundamente a verlo y menos aún se sentaría a comer al lado del asesino de su familia. Mikasa sabía que tarde o temprano aquel hombrecillo de mirada arrogante, fría, y de poca estatura se cansaría de sus desplantes, tal vez aún no se haya atrevido a pedirle que bajara el puente por respeto a su duelo, o porque se sintiera tan culpable por lo que había hecho,
que no se atrevía a pedírselo. Sea como sea ella se negaría en redondo a ayudarle. La joven pensaba decir que ella no sabía nada de aquel mecanismo, aunque el "enano bastardo"  la hubiera descubierto con las manos en la masa el día que se conocieron.

En todo este tiempo Mikasa había adelgazado mucho, toda la comida que le ofrecían los sirvientes la rechazaba de inmediato, no quería que aquel hombre ganara, no la compraría a ella con comida. Prefería morirse de hambre antes que mendigar y humillarse frente a él. Por las noches la cocinera, que no había sido remplazada de su puesto por los conquistadores, le traía un poco de pan, queso y frutas para que comiera. Mikasa aceptaba gustosa la ayuda y así pudo mantenerse saludable durante este tiempo.

***

Del otro lado de la fortaleza, Levi Ackerman se había instalado como dueño y señor de aquel lugar. Desde el primer día que puso un pie en aquel castillo les hizo saber a todos, quien mandaba ahora, los súbditos se habían intentado revelar a su voluntad, pero él conocedor como nadie de someter a las personas, había mandado a encerrar en las mazmorras a todo aquel que lo desafiara. De esta forma la mayoría de las casas que formaban parte de la fortaleza de los Jaeger, se habían puesto a su disposición tal y como lo habían hecho con el antiguo dueño del Gran Paso.

Sin embargo y aunque había conquistado la fortaleza, no había poder humano que bajara el gran puente, había estado todo este tiempo reunido con maestres, e incluso con sabios para que le ayudaran a descifrar el misterio del mecanismo del paso, todos sus esfuerzos hasta el momento habían sido inútiles, había preguntado a todos los miembros del castillo, a la servidumbre, a los señores de casas menores, a todo aquel que haya vivido en la fortaleza durante años, necesitaba saber el secreto para bajar el gran puente, pero nadie le decía absolutamente nada, ya que por lo visto los conocedores de tan preciado secreto eran únicamente los miembros de la familia Jaeger.

La Dama del Castillo (Rivamika)Where stories live. Discover now