🔹Capitulo Catorce🔹

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Capítulo 14: Sentimientos.

Me encantaría poder decirles la manera exacta en la que logramos escapar de este problema

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Me encantaría poder decirles la manera exacta en la que logramos escapar de este problema. O más bien decirles que logramos hacerlo con éxito, sin dejar a nadie atrás en el proceso.

Pero realmente no estoy segura de si se puede huir sin perdernos a nosotros mismos.

Eso es lo que querían los del psiquiátrico. Separarnos a todos. Y lo estaban logrando.

Es bien sabido que para acabar con las personas siempre debes empezar por el eslabón más débil, o también llamado el pilar más fácil de quebrar. Este pilar fue Valter. Él no es el más débil ni mucho menos, pero sirvió para demostrar que la verdadera debilidad aquí era el miedo. El miedo a saber que podían perder a uno de los suyos. Esa es la debilidad que tienen los siniestros, y ellos supieron aprovecharla.

Los siniestros están acostumbrados a siempre salirse con la suya, a caminar por cualquier lugar a sus anchas, siempre con la cabeza en alto y arrastrando el terror bajos sus pies, buscando y tachando a sus víctimas en una lista de criminales, creando el mito que siempre han sido. Pero todo esto lo hacen por una simple razón. Porque están muertos. Porque ellos siempre se han creído invencibles, siempre han sabido que nada ni nadie puede con ellos. Nunca han tenido que experimentar un miedo real porque ellos han sido siempre los que lo causan.

Pero eso se acabó, porque los del psiquiátrico han descubierto que nada en esta vida dura para siempre; ni siquiera los siniestros.

Asi que por esa razón es que no puedo decirles realmente si hemos escapado de este problema. Porque sí, lo hicimos la primera vez, pero también se que habrá una segunda, tercera, cuarta si es necesario, pero ellos van a atraparnos a todos.

¿Creían que el terror real aparecía cuando los siniestros salían a cazar?

Oh no, eso es porque todavía ellos no habían salido a cazar.

A cazarnos a todos.

Aunque mi cerebro estuviese ordenandole a mis pies que se detuvieran un segundo, estos no cedían ante esa orden. Sólo corrían y corrían, resquebrajando la hierba del suelo con cada pisada rápida que daba. Pero yo no fui la única. Todos lo hicimos. Todos corrimos por nuestras vidas.

—¡Al muro! ¡Todos al muro! —Esa fue la orden que dio Eitan cuando todos logramos huir de la zona de guerra. Por suerte cuando ellos salieron del humo, y cuando todos lo hicimos, con los segundos recobraron la vista que habían perdido. Porque sólo les afectó a ellos.

No era un producto muy fuerte, pero si Eitan no hubiese tomado la iniciativa, probablemente seguiríamos ahí atrapados.

En un bosque tan grande como este es imposible saber realmente a donde te diriges. Solo alguien que viva aquí dentro o se pase toda su vida aquí sabría por donde ir, es por eso que no dejé de seguir a los siniestros en ningún momento. Ninguno lo hizo. Todos seguimos la orden de Eitan al pie de la letra.

Los nueve siniestrosWhere stories live. Discover now