21.11.18

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N/A: Sólo leanlo con la música de fondo, no es que esté expresando algo literalmente relacionado con la canción o con su letra en general.
Por cierto, este texto es un tanto... Melancólico por si eres alguien sensible, te recomiendo evitarlo. Qué lo disfruten.

[... ] Aquel día la vi romperse: La mañana en la que caminaba con galaxias en las pupilas, las mismas que en la noche brillaron, llenas de tristeza y desesperación.
Le sugerí una agradable cena, mirando las estrellas fugaces caer. Una tras otra, mientras desaparecían en el firmamento, notaba su mirada apagándose.
Una parte de mi sabía que esta historia acabaría siendo no más que una de aquellas anécdotas de las cuales sólo serían las sábanas las cómplices de nuestro acto.

Estuvimos de frente en la penumbra; me reconoció como la sombra de su corazón y después de un vals, su hermosa figura se acopló a la mía empezando a desnudarse mientras, en ligeros susurros, me explicaba la razón de su repentina partida, aquellas razones que tragó en silencio, las razones que necesitaba saber, la explicación detrás de su corazón irremediable y sangrante. Pude advertir aquellas espinas, la ensordecedora realidad abriéndose pasó entre sus rosales, cuando comenzó a besarme. Las lágrimas saladas se mezclaban con su amargura y su dolor, dejando mi corazón herido expuesto para su deleite, para su consuelo.
Es que teníamos tantas llagas y tantas cicatrices, ondas, pulsares latiendo por reflejo, por necesidad; andando sin rumbo en una dirección inadecuada, incierta, en un vacío al que sucimbimos.

La luna empezaba a marcar el paso de las horas invertidas esa noche para desvestirnos la piel, para encerrar entre nosotros el secreto de nuestro dolor, ¿Por qué darle más razones a aquello que se hubo abandonado cuando más nos lastimó?

Esa noche, mientras enfrentabamos frenéticamente nuestras almas atormentadas por la culpa y el deseo, lo entendí, la calidad de su cuerpo.
Me fundía en su esencia: Un mar de poesía, lluvia y melancolía con tormentas de cariño y sus cielos en los que plasmaba la libertad que le arrebataban los días. Entendí la calidad de su horror y de su desilusión.
Si tan sólo hubiese podido detenerla, de enseñarle cuánto la amaba.

Ella que comprendía el pasado de mis pesares; se dedicó firmemente en un instante, en un año, en una eternidad que nos amamos; el momento en que le di todo de mi, a trazar sus mapas estelares en mi espalda, asegurándose de quedarse por siempre grabada en mi alma. Asegurando que no la olvidaría. Que su esencia permanecería conmigo.

Y así fue, tan pronto acabó el momento, cuando pasamos a las escenas postcreditos... llenas de tragedia.

Aquel día vi la sinfonía de su cuerpo y entendí la enfermedad alojada en su desesperanza, así como notaba la sangre y su cuerpo, volando hasta tocar el techo del cuarto. Salpicando los rincones sucios y las paredes lisas y blancas, ella dejó de moverse.
Llegué tan tarde a salvarla.
Llegué tan tarde a amarla cuando en silencio lo pidió tantas veces, confundí el día en que lo dijo en alto con la primera llamada de auxilio.

Viviendo en la luna.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant