Capítulo 13: Rebasando límites

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Christian, estaba dormida, perdón si no tengo mucho control bajo ese estado.

– Sentí cuando te despertaste y no me detuviste – me tomó por la cintura y me hizo caer en la cama colocándose encima de mí – no quiero imaginarte entre sus brazos.

– Tonto, yo sabía perfectamente que eras tú, mi cuerpo te reconoce.

Me sonrió encantadoramente, mientras sus ojos analizaban mi cara y me quitaba un mechón, para luego besarme apasionadamente, mientras su mano doblaba una de mis piernas y acariciaba la pantorrilla debajo del pantalón.

Buenos días Ana– dijo sonriente en mis labios rozando su nariz con la mía.

En serio que sí estás loco, ¿te caíste de niño y te golpeaste la cabeza?

– No, me la golpeó una hermosa desconocida la noche de un martes y ella fue la que me hizo enloquecer – respondió mientras besaba mi cuello.

¿Así que estás loco por una desconocida? – pregunté sonriendo con los ojos cerrados, siguiéndole el juego.

Sí, no sé qué me ha hecho, creo que me embrujó – respondió lengüeteando el lóbulo de mi oreja mientras se abría paso para que nuestros sexos se rozaran.

Deberías hacerte una limpieza para librarte del hechizo – dije acariciándole lentamente la espalda.

No se me había ocurrido, gracias por el consejo.

Volvió a besarme en los labios mientras mis manos jugaban con su cabello y movía mi pelvis acompasadamente con la suya. Bajó dando pequeños besos a mi cuello, yo jadeé acariciando el suyo.

Christian, ya basta – dije con un hilo de voz sintiendo como se elevaba mi temperatura – no podemos continuar con esto y menos aquí.

– Vamos a mi habitación, entonces.

– Por supuesto que no, Jack no tarda en regresar.

– Tenías que recordármelo – dijo molesto – está bien, por ahora lo dejaremos así.

Me dio un pequeño beso en los labios y con dificultad se levantó de la cama, mientras yo le sonreía. Me levanté después que él y caminé hacia el baño, cuando puse la mano en el picaporte sentí que me agarraba, me dio la vuelta y volvió a besarme apasionadamente, le correspondí unos instantes y después rompí el beso.

Christian, por favor, detente – dije seria poniendo mis manos sobre su pecho alejándolo.

– Es que no puedo evitarlo, me encantas Ana– dijo mirándome a los ojos – pero, ganas otra vez, ya me debes dos.

– Anoche te cobraste una, ¿ya se te olvido tu amenaza?, me hiciste entrar en pánico.

– Discúlpame, estaba cegado y fue lo único que se me ocurrió para verte a solas.

– Lo pensaré, claro que si te vas ahora ayudará a aclarar mi mente.

– Chantajista.

– ¿Yo?, el ladrón cree que todos son de su condición.

Me sonrió y me dio otro pequeño en los labios, me quedé ahí parada para asegurarme que salía de la habitación, cuando lo hizo y cerró la puerta, entré al baño. Me metí a bañar y cuando termine de vestirme Jack entro a la habitación, me saludó a lo lejos y me dijo que se daría un baño.

Bajé a la cocina para preparar algo de desayunar y Leila estaba ahí tomando café y hojeando una revista.

Buenos días, Leila.

Ardiente TentaciónWhere stories live. Discover now