{•LA BESTIA Y EL JINETE•}

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Se decía que por las noches de abril y nada más de abril, se escuchaba un rechinar y un trotar. En aquel mes la gente de un pueblo lejano de un país que nadie conoce, corrían a esconderse apenas el sol se escondía. Cenaban en silencio y dormían con miedo pues aquellos sonidos les asustaba.

Al amanecer, apenas se asomaban, salían cuidadosamente. Sin embargo todo afuera parecía estar normal a excepción para algunos, que decían ver huellas, sentir una mala presencia, e incluso juraban que una piedra estaba donde no debía de estar y que la tierra también se había movido de lugar; y por lo tanto el hombre montado en caballo había pasado por ahí.

Algunos de los más viejos y asustadizos contaban que de niños vieron a aquel jinete.

-¡Una bestia enorme, una pesadilla en forma de animal! - contaban aquellos.

-El animal gruñía y relinchaba loco por asustar, parecía enojado y endiablado. Sus ojos rojos lo decían todo, ni que decir de su enorme tamaño y su pelaje negro.

Los niños escuchaban atentos y algunos de sus padres se alejaban temerosos ya que algunos (supuestamente), habían visto a la bestia.

-¡Pero eso no era lo peor! -continuó un viejo. - Lo peor era el hombre que montaba el caballo.

Se decía que aquel portaba una hermosa y brillante armadura (todo lo he investigado), era alto, fuerte e imponente (y por supuesto puede ser o no ser verdad). Su casco apenas dejaba ver sus ojos los cuales eran de un hermoso color azul igual de brillante que su armadura. Portaba una increíble espada que blandía sin cuidado mientras su bestia corría desquiciada. Su brillante armadura rechinaba de una manera escalofriante y según los pueblerinos eso a él le gustaba y además, aquel tenía una risa fuerte y escandalosa.

¡Y pobre de aquél que se topara de frente con él!
La bestia lo aplastaría con sus grandes patas o mordería toda su cara y si tenía suerte el jinete correría hacia él en su caballo y con unas de sus manos fuertes lo agarraría del cuello y lo llevaría con él; quién sabe a dónde...

Otros viejos decían que era pura bobada, pues jamás nadie había sido pisoteado, mordido o llevado por el jinete y su bestia.

-¡Eres lo que crees y ustedes son un montón de tontos y miedosos! - dijo uno de ellos un poco molesto.

- Tan viejos y creyendo falsas historia de fantasía. - balbuceo otro.

Y yo, en mi humilde opinión creía más en ellos. Aunque la historia era maravillosa y pensaba firmemente que aveces es necesario creer en la fantasía o por lo menos vivir un poco más en ella, la historia me hizo entender algo. Jamás creas siempre en lo que te digan hasta ver una prueba de ello, e incluso ten cuidado con lo que tu inventas pues puedes verdaderamente llegar a creerlo, crear un caos y no dormir bien durante todo un mes. Así que todo era tan solo un cuento para llamar la atención o bien, para temer o creer en algo y llegaron a creerlo tanto que todos los meses de abril, por las noches escuchaban chirridos, risas y relinchos.

Historias de fantasía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora