Capítulo 10: 'I want to be loved by You'

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Anteriormente...

Raquel tomó una de sus galletas y le dio un mordisco, expectante ante mi respuesta. Luego de unos minutos cedí y comencé a contarles la historia de lo que había pasado hace, justamente, una semana atrás.

Capítulo 10:

Luego de unos minutos cedí y comencé a contarles la historia de lo que había pasado hace, justamente, una semana atrás. Pude ver las comisuras de sus bocas, abrirse paso a paso, mientras denotaban una enorme sonrisa, para nada disimulada. Me reí, realmente lo poco que las conocía, y ellas ya me conocían como la palma de su propia mano. Era rarísimo, pero sentía que las conocía de años, y eso que hace apenas dos meses estaba más sola que un perro.

En uno de esos gestos sentí como si Raquel se hubiera desilucionado e incluso enojado cuando le conté sobre el beso con Liam. Sarah no acotaba palabra alguna, solo miraba sorprendida la situación. Era algo complicado de explicar; sentir algo por Zain ya era algo difícil de manejar, y ahora con los problemas con Liam ya estaba más mareada que una tortilla.

-Pues, ¿Enserio no te habías dado cuenta antes de la forma en la que te mira Liam? Niña, pero si ese es más obvio… -Susurró Sarah mientras volvía a darle otro sorbo a su té. Raquel se inmutó, para luego volver en sí.

-Dios, no puedo creerlo. Ya, ¿enserio que no te habías dado cuenta? –Vociferó mientras toda mi casa hacía un gran eco.

-Pues, la verdad es que los dos me atraen. Son lindos, bastante. Pero, me ah dolido. Me ah dolido el hecho de que Zain no me contara que tenía una novia, y el hecho de que Liam se aprovechara de mi aparente siesta. Yo no tuve que haberle mentido a Liam, y lo acepto, pero el también, porque no me dijo nada… -Susurré mientras una lágrima cálida bajaba por mi frío rostro.    

Estaba dolida, Zain me había engañado. Aunque en ese aspecto, me dolió más que ni yo misma me haya dado cuenta de cómo me traicionaba. Con Liam, bueno, la verdad es que estaba más perpleja por el hecho de que estuviera enamorado de mí que enojada porque me haya besado. Sincerándome, el beso no estuvo nada mal, pero por nada del mundo dejaría que alguien se enterara de ello.  

Así seguimos; Sarah y Raquel se quedaron a cenar, como la mayoría de las veces que asistían a mi hogar. A mi madre le encantaba verlas, y al parecer yo no era la única que veía a mi madre como una mejor amiga, sino que ellas también lo hacían. Al día siguiente, todo se complicaría más de lo esperado.  

*Narra Zain*

No era mi intención lastimarla, no así. La quería, más que a la tonta morocha que me habían dado por prometida. Mi familia, una familia de alto rango, tenía bien decidas las vidas de cada descendiente, incluida la mía. Marie, así se llamaba mi prometida. Una adolescente de unos 16 años aproximadamente. Pelo morocho y corto, ojos color chocolate y personalidad de un ganso; aunque ella prefería llamarla, una personalidad “Ardiente”, de ardiente no tenía nada.    

En mi cabeza, lo único para lo que tenía espacio era para la bella voz de Shanie. Sus ojos, verdes opacos, lo eran todo para mi. Igual que su suave piel clara como el agua, y esos labios que cada vez que los veía susurraban un “Te amo”. Se me hacía difícil, y cada vez aguantaba menos cuando la veía. Tenía ganas de arrebatarle no solo uno, sino miles de besos. De no ser por Marie, en aquel momento de seguro la besaría, no tenía duda alguna.  

Ahora me evitaba, me enojaba que lo haga. Debo admitir que, igualmente, me dolía más pensar que la había lastimado. Eso era lo que menos deseaba en este momento. De una vez por todas, tomé la poca dignidad que me quedaba delante de ella y fui hasta su casa. Era un viernes, al mediodía. La escuela había terminado, y no había clases a la tarde, nunca había.    

Toqué el timbre dos veces, pero no faltó una tercera para que una despeinada y algo desarreglada Shanie Lewis me abriera. Estaba hermosa, con una mano sostenía su cabello con otro lo giraba y con su boca sostenía las dos horquillas que usaba para que su castaño cabello no cayera sobre su rostro.  

-Zain… ¿Qué haces aquí? –Exclamó ella mientras bajaba sus brazos. Era tan linda, y mis ojos instantáneamente fueron a sus labios. Ella me miró a la cara, esta vez, esperando mi respuesta.

-Eh venido a aclarar un par de asuntos. –Dije aclarándome la garganta. En mi entrepierna sentía un nudo cuando la vi darse media vuelta, con la nuca y medio hombro al descubierto, de esa gran remera que usaba, caído. Ella me indicó el paso, yo entré tratando de contenerme, pero lo cierto es que quería ir y besarla ahí mismo, no me importaba si ella no quería o si alguien entraba y nos veía.

Llorando no se solucionan los problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora