-¡Estoy harto! ¡Esto es insufrible! -se quejaba el príncipe Felipe con su mejor amigo, el príncipe Azul-. Esa vieja bruja no dejará de arruinarme la existencia hasta que muera. Si tan sólo pudiera matarla...
-Si no hubieses destruido su hogar, no estarías en este aprieto -le reprendió Azul.
Felipe se enojó con su amigo, lanzó unas palabrotas al aire, y tiró todo lo que tenía sobre su escritorio.
-Para colmo de males, esta noche me visitan mis padres para ver cómo administro mi provincia. Cuando vean este desastre... seguro me desheredan y sacan el título.
-¿Por qué no contemplamos la opción de pedirle disculpas? -sugirió Azul.
-Te dije que ya lo he hecho. Fui donde era su casa, le pedí disculpas y me dijo que aún me faltaba algo. Algo sobre aceptarme, o Je ne sais quoi... Te digo que esa vieja está loca -dijo Felipe, desviando el tema-. Como si no supiera yo, desde que nací, que soy un príncipe, que tengo responsabilidades, que no debo equivocarme.
-Es que tiene que haber otra solución. ¿Seguro que no te dijo nada mas? -insistió su amigo.
-Bueno... -Dudó antes de contestar.-. Me ha pedido que la invitase a la fiesta en honor a los reyes de esta noche, porque nunca ha asistido a un baile real, y que la presente como mi acompañante. Pero le dije al instante que ni loco. ¿Conoces las consecuencias de tal acto? Todos pensarían que es mi novia, y me obligarían a desposarme de inmediato. ¡Con ella, una bruja!
-Pero, quizás aún estás a tiempo de aceptar su propuesta, porque si algo sale mal esta noche, puedes despedirte de todo lo que tienes. Luego pensaremos en algo para romper el compromiso.
-No, ahora es imposible. Después de negarme, intenté matarla, ella se enojó y dijo que nunca más podría encontrarla.
***
Esa misma noche, el heredero al trono se alistaba para la ceremonia, muerto de nervios y esperando que el mayor desastre ocurriese apenas llegados los reyes, a causa de la maldición de la hechicera. Pero, justo antes de salir de cuarto, ella se presentó ante él, descalza, con la ropa sucia y raída, y despeinada.
Felipe se asustó.
-No temáis, mi alteza, pues he venido a haceros misericordia. Sabiendo que se acerca su final y que tiene más miedo que nunca, renuevo mi propuesta de presentarme de su brazo ante la sociedad, y levantarle el maleficio mío.
-¡Nunca! Aunque aceptara su propuesta, con su aspecto, se harán preguntas y al final todos sabrán de mi error.
Entonces la bruja chasqueó los dedos y, en seguida, se convirtió en una joven bella, que vestía un traje fino, ideal para la ocasión.
-¿Y, ahora, qué te parece? ¿Soy más de tu tipo?
Felipe quedó boquiabierto, pero...
En ese momento llegó el príncipe Azul, preocupado por su tardanza. Y Felipe comprendió de repente la pregunta de la bruja.
-No -dijo-. Él es más de mi tipo. -Y al instante besó a Azul y juntos salieron corriendo de allí.
**********
N/A: ¿Qué tal me quedó el relato? Traté de ponerle un poco de humor porque es el género que me resulta más cómodo, y para que no se note mi inexperiencia en la temática.
Además, quiero aclarar que no me considero representante ni defensora de la comunidad LGBTQ+, pero tenía muchas ganas de participar de este reto porque pienso que la difusión de historias con estas temáticas ayuda a eliminar la discriminación y la violencia que aún sufre este colectivo.
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Relatos Perversos [ANTOLOGÍA]
Short StoryRelatos para Noviembre Dinámico y otros retos. No esperen que siga las reglas, porque esta vez no escribo para ganar. Uso el término "perverso" en el sentido de desviado del propósito original. Nada sexual, ni maligno. O bueno, tal vez un poco malig...