Día 1: Ositos de peluche / Nostalgia.

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Cuando por fin el rubio se dio el tiempo de admirarlo mejor, pudo observar que el siempre rebelde cabello del chico ahora estaba caído, completamente empapado y cubriendo parte de sus mejillas. Gotas resbalaban por su cara haciéndola lucir brillante.

Mikaela pensó entonces que incluso así se veía tan hermoso.

—¡Mika! —se rió, pequeñas lagrimas formandose en las esquinas de sus ojos—. Y-Yo... Yo no pensé que te volvería a ver tan pronto, luego de todo lo que sucedió creí... ¡Creí que no te volvería a ver!

El rubio apretó sus labios sin saber que decir, una leve inclinacion de sus labios que amenazaba con volverse una sonrisa. Yuuichirou en cambio sonreía tan grande, casi haciéndole competencia al sol, tan brillante y cálido como lo recordaba Mikaela.

—Te extrañe —fue lo unico que pudo decir de forma bastante sincera. El azabache se detuvo un momento en su lugar, para luego asentir, un brillo juguetón en sus ojos

—Lo mismo digo —murmuró, quitando las lágrimas que amenazaban por escaparse de sus ojos, un rubor empezando a cubrir más que su nariz y mejillas.

Mikaela entonces se dio el derecho de sonreír, inclinando su cabeza levemente mientras le indicaba al otro que siguieran caminando. Había olvidado por completo que seguía lloviendo con fuerza.

Caminaron en silencio, tan cerca del contrario como era posible. Ambos rozando sus manos en ocasiones, fingiendo no darse cuenta en los momentos en los que sus meñiques buscaban los del otro casi con urgencia.

Cuanto deseaban no tener los guantes puestos en esos momentos.

—Y... ¿Qué haces por aquí? —preguntó con curiosidad Yuuichirou, tratando de crear una conversación con el otro chico, quien miraba hacia otra dirección, su atencion puesta en los escombros de los lugares destruidos.

—Escapé —sólo dijo, volviéndose para mirar hacia adelante.

—¡Hey, yo igual! —se animó, viendo la pequeña mueca parecida a una sonrisa del rubio. Cuando sólo lo vio asentir, sus ánimos se bajaron un poco, un puchero formándose en sus labios

El silencio entre ambos volvió a hacerse presente, y el azabache nervioso, mordió su labio inferior sin saber como proseguir. Era tan extraño ser ahora el que buscaba hablar, pues recordaba claramente que era Mikaela quien hacia todo esto por él desde niño.

—Es... Extraño que no estés tratando de convencerme de que escape contigo —dijo, sin saber como se lo tomaría el vampiro. Este detuvo sus pasos, dirigiendo su mirada hacia Yuu que siguió caminando

Milagrosamente, Mikaela soltó una risita después. El estómago de Yuu dio un vuelco, y se preguntó: ¿Así se sentían las supuestas mariposas en el estómago?

—Creo que ya me di por vencido —se burló, sin dejar de mirar al pelinegro—. Es inútil tratar de convercerte, porque sé que no escaparás conmigo.

Yuuichirou asintió lentamente, entendiendo el punto del vampiro. Aunque así como en el fondo quería huir con Mika, sabía que eso sería algo egoísta de su parte, abandonando a quienes consideraba parte de su familia ahora.

—De todas maneras —siguió hablando, y Yuu prestó atencion a sus siguientes palabras—... Soy feliz sabiendo que te encuentras bien y con vida. No me separaré de ti de nuevo

Una nueva sonrisa apareció en el rostro de Yuu, y sin importarle nada, se atrevió a entrelazar su meñique con el de Mikaela cuando este llegó de nuevo a su lado, causando que le mirara.

—Deberiamos buscar un lugar donde no nos alcance más la lluvia

Estando de acuerdo, volvieron a seguir su camino mientras sus meñiques se mantenían unidos.

Estrellas fugaces; MikaYuuWeek2018Where stories live. Discover now