Con el ánimo algo enturbiado ante tan desalentadoras reflexiones, Alison se dispuso a dejar la mente en blanco y concentrarse en lo que realmente necesitaba para esa noche.

Se puso de pie nuevamente, observando un par de vestidos playeros que no eran de tan mal gusto, y que se figuró que Hanna habría puesto entre sus cosas.

Bien- Se dijo- No debería importarte tanto. Después de todo, ya conoces la forma más eficaz de hacer que Emily se caiga de bruces, y no se necesita atuendo alguno para hacerlo...

Alentada por ese pensamiento, se desvistió y optó por el vestido azul sin tirantes que se ajustaba un poco por encima de su cintura, justo debajo de su pecho, y caía de forma libre hasta antes de sus rodillas. El color se iba degradando de arriba hacia abajo, de modo que cuando llegaba al bordado que circundaba sus muslos, era más bien de un tono turquesa tirando a celeste.  

Entonces surgió la duda de su cabello ¿Atado o suelto? Probó ambas cosas, haciéndose uno y otro peinado y terminó por decidirse a llevar sus rizos dorados libres y saltando sobre sus hombros y espalda.

Se paró frente al espejo y le pareció que no estaba tan mal después de todo.

-          Vaya...

La voz a su espalda hizo que diera un salto.

Tras enfocar la vista en el espejo, se llevó una mano al pecho y sonrió.

-          Emily, me asustaste.- Y mientras lo decía, atravesó la habitación y, quitando a la morena las bolsas con las que iba cargada para dejarlas en el suelo, pasó sus brazos por debajo de los de ella y unió las manos en su espalda, mientras que sentía las de Emily sobre su cintura.

La besó con ansias, como si no hubiesen sido horas sino días el tiempo que habían estado separadas.

-          Cuéntame- dijo la morena al separarse de sus labios, sin llegar a apartar sus cuerpos- ¿Qué tal el trabajo?

-          Ha estado tranquilo- Contestó Alison.- Laurel, quien trabaja conmigo, es dulce como una abuela y sumamente paciente para explicar las cosas, lo cual me vino al pelo siendo el primer día. Estuvo hablándome de su esposo y de su vida en Punta Rocosa. Ha pasado mucho... y tiene una forma de narrar verdaderamente interesante.- Emily sonrió. Le agradaba la forma en la que los ojos de Alison brillaban en ese momento.

Realmente es feliz.- Pensó.

-          Creí que conocería a tus amigas antes de ir al bar- Comentó la rubia.

Emily negó con la cabeza, agradecida a decir verdad por el hecho de que ni Indie ni Sabrina hubiesen tenido tiempo ni ocasión de emboscar a Alison sin ella presente.

-          Créeme, es bueno que te hayan dado espacio para que te mentalices.- Rió, y al ver que Alison la miraba con una ceja en alto, se apresuró a decir;- Tú solo responde sí y no, y si se ponen algo pesadas con algún tema en específico, iré en tu ayuda.

Alison soltó una carcajada.

-          Tú siempre queriendo protegerme, Em.- Dijo y la besó cortamente.- ¿No crees que pueda contra un par de chicas curiosas? ¿Temes lo que puedan averiguar?- Preguntó jugueteando con el botón superior de la camisa que llevaba la morena y mirándola de reojo.

-          Yo...- Emily tragó saliva cuando Alison desprendió ese botón y pegó sus labios a la parte que se había visto expuesta ante esa acción, descendiendo lentamente mientras se disponía a desabotonar el siguiente con una sola mano, dejando un rastro de piel encendida allí donde presionaba. 

La morena se estremeció bajo el roce húmedo de su boca, y se detuvo en su arrebato de querer empujar a la rubia contra el colchón que se extendía a sus espaldas y subirse sobre ella, siendo peligrosamente acechada por esa parte suya que quería perder el control cuando estaba en presencia de esa chica.

Alison rió contra su pecho, y casi como si hubiese adivinado las intenciones que trataba de repeler, le preguntó;  

-          ¿Sigues queriendo tomarte las cosas con calma, Em?

Aunque aquello no hizo más que empeorar el ritmo de sus pulsaciones y las ansias que crecían en la base de su vientre, la morena no se dejó vencer por su tono provocativo y la forma en la que comenzaba a deshacerse enteramente de la prenda que cubría su torso. Asintió.

Alison se aproximó a su rostro con lentitud y apresó con sus dientes su labio inferior, cinchando levemente de él y luego presionando su boca contra la suya, mientras su lengua se abría paso para encontrarse con la de Emily.  

La morena suspiró cuando dejó de sentir el contacto, notando que las manos de la rubia se habían deshecho de su sujetador prácticamente sin que se percatara de ello, de modo que el cuerpo vestido de Alison se estrechaba entonces contra el suyo semidesnudo.

-          ¿Debería tomar tu resistencia como un desafío?- Preguntó con una mirada que le daba un aire travieso mientras pasaba sus manos por la cintura de Emily, recorriendo el borde de sus shorts.

Oh, ¿así que quería jugar de esa forma? La morena sonrió. No te lo pondré tan fácil.

-          Puedes intentar lo que quieras.- Dijo con resolución.- Será en vano.- Añadió con una determinación chistosa.

-          ¿Ah, sí?

Alison se deslizó hasta la altura de su ombligo y Emily pudo sentir el roce de su aliento mientras sutilmente se deshacía del prendedor de los endiablados shorts.

Viendo lo que tenía en mente, la morena rió y se dejó caer de rodillas frente a ella, interrumpiendo la labor que la otra chica pretendía llevar a cabo y encontrándose con una mirada contrariada en respuesta.

Sin permitir que se le ocurriese una nueva forma de vencer su voluntad, la envolvió en sus brazos y la arrastró al suelo, donde pudo colocarse sobre ella mientras la besaba casi sin detenerse a respirar.

Justo cuando sus manos comenzaban a bajar el vestido azul que envolvía a Alison, pareció oírse la campana de la puerta de la casa, que hacía de timbre.

Levantó la cabeza y comprobó que, en efecto, alguien llamaba desde la entrada.

-          Salvada por la campana.- Le susurró a Alison, quien se carcajeó y se incorporó junto con ella.

Emily se vistió rápidamente y se encaminó a la sala mientras se sacaba el cabello de dentro de la camiseta.

Al abrir se encontró con el rostro sonriente de Sabrina, que sorprendentemente ya iba vestida a pesar del escaso tiempo que había transcurrido desde que se separaron. A su lado iba un muchacho alto, moreno y de gesto bastante hosco, a decir verdad. Miraba a Emily de una forma extraña, que le hizo desconfiar de forma inmediata.

-          ¡Emily! He creído conveniente venir a meterte prisa.- Dijo Sabrina.- Además, alguien quería conocerte. Te presento al detective Rivers.

¿Podrás con la oscuridad?- EmisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora