Prólogo

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Prólogo



Al tener seis años, todo te parece bonito, no tienes preocupaciones ni presiones, así que relativamente, todo es bonito; pero nada tanto como ella. No me gustaba el azul, ese color repugnante de nombre asqueroso que siempre estaba en todos lados, hasta que lo vi en sus ojos; no me gustaba el sol, me cegaba todas las mañanas y me quemaba todas las tardes ¿Qué tenía en mi contra? no lo sabía, pero definitivamente el sol no era mi estrella favorita. Entonces llegó ella, con su rubio cabello sedoso y despampanante, ofreciéndome una mano amiga cuando temía hasta de mi propia sombra, regalándome una delicada sonrisa cuando mis ojos derramaban pequeñas gotas saladas; no pude evitarlo, desde el día en el que la conocí el sol se convirtió en mi fuente personal de amaneceres y atardeceres, ya no me molestaba, terminé quedando encantado con las maravillosas vistas que me brindaba.

Sí, sólo fue un amor de niño, de esos amores que recuerdas con risas y vagos pensamientos de melancolía.

Quizá, solo fuimos amigos por un muy corto tiempo; porque cinco años es corto tiempo, muy corto si lo pasas con alguien como ella, no había ni habría persona como ella.

Quería hablarle, abrazarla y decirle todo aquello que me había callado; todo eso que me guardé gracias a su lejanía.

Sólo buscaba la verdad, buscaba sinceridad, esa misma relación de hermandad que teníamos en la antigüedad.

Quería ver su sonrisa de nuevo, no esa falsa que llevaba pintada, ésa que había visto de niño.

Quería repararla y salvarla, porque sabía que estaba completamente dañada.

Desconocida sin nombre.Where stories live. Discover now