único

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No cuenta como
infierno si te gusta
como quema.❞


—Perdonadme Padre, pues he pecado.

Aquel hermoso paisaje crepuscular era opacado por cientos de personas quienes en ese preciso instante se regocijaban entre canciones u oraciones fuera de aquella estructura antigua a la que JongDae llamaba simplemente hogar. Todos aquellos sin prestarle atención al chico quien en esos momentos era el único que quedaba en aquella vieja y descuidada catedral. El susodicho rogaba perdón a aquellas figuras inmóviles, observando el techo y alzando las manos como si con la yema de sus dedos por más mínimo que fuese podría llegar a tener algún contacto con aquel ser al que tanto amor le juró, Dios.

Cánticos sin sentido, palabras vacías y ruegos que no eran escuchados por alguien más que él mismo, todo en lo que creía con ferviente devoción, todo, se había esfumado, pues sí, el demonio lo había tentado, y por más que lo intentó no pudo evitar caer entre las despiadadas garras que lo hacían pecar de todas las maneras existentes.

Era todo su culpa, era él quien lo tentaba a estamparse contra sus exquisitos labios, era él quien dejaba escapar pequeños–y no tan pequeños– gemidos haciéndolo extasiarse más y más por la manera en que de los labios ajenos se escuchaba su nombre, era él quien lo hacía adicto, porque él y sólo él obligaba a hacerlo pecar sin escrúpulos. Porque era MinSeok quien lo llevo a amar a otro que no fuese Dios.

No sabía como había llegado hasta ahí, diariamente poniéndose de rodillas ante aquel en quién tanto confiaba pidiéndole que expíe sus pecados, pero aquello de nada servía ya que cuando su alma creía estar finalmente limpia llegaba él, ese demonio con rostro de ángel quién con un pestañeo había sacado a Dios de su corazón apoderándose de este sin intención de dejar aquel lugar algún día.

—Me apropio de la palabra que dice que hay redención en su sangre. Señor que tú en esta hora me redimas, perdóname por alejarme de ti con mis actitudes...

La diestra JongDae se paseaban de manera fugaz sobre la piel nívea y lechosa de la espalda de MinSeok que actualmente se encontraba tapizada con una fina capa de sudor, quemando a ambos con cada roce, su tacto se grababa a fuego sobre la piel del mayor quien soltaba un sin fin de improperios ya que la mano de JongDae se movía con desenfreno sobre su miembro, demandado más y más.

—Quiero abandonar esta vida que he llevado hasta hoy, me acojo en la promesa que dice: "Pero si vivimos en la luz, así cono Dios está en la luz, entonces la sangre de Jesucristo nos limpiará de todo pecado". La sangre de tu hijo Jesucristo me limpia de todo pecado por eso reconozco que soy pecador...

Las caderas de JongDae se movían en un vaivén acelerado, arremetiendo contra el cuerpo de MinSeok, cada estocada era más certera que la anterior, sin piedad alguna JongDae seguía estimulando al mayor quien soltaba gemidos gradualmente más altos, las oleadas de placer no se desvanecían en aquellos dos cuerpos y aunque MinSeok no era creyente sabía que si el cielo existía debía estar rozandolo ahora mismo con JongDae y a su vez JongDae muy en el fondo estaba completamente seguro que si MinSeok significaba perder su alma él mismo se iría directo al infierno si eso como puntualice significaba estar con MinSeok, su MinSeok.

Joe 죄: CHENMINWhere stories live. Discover now