Susurro

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«Marinette» fue el primer susurro que escuchó en el día.

«Marinette» fue el susurro número treinta que escuchó en el día.

¿Qué demonios le pasaba a Adrien el día de hoy?

Nino lo miraba confundido, Alya se veía muy interesada en el asunto, puesto que Marinette habia golpeado su rostro contra el banco en cuanto el rubio volteó a verla otra vez y decía su nombre en un susurro, casi como si saboreara el nombre de la chica.

Alya iba a preguntarle a su amiga que sucedía cuando vio como Marinette deslizaba su mano al cuello de Adrien, dándole un fuerte apretón.

¡Paren todo! ¿Qué Marinette hizo qué?

—¡Profesora! —exclamó la chica de coletas, levantando la mano, luego del grito que pegó Adrien, el cual se tomaba la nuca con fastidio—. Parece que a Adrien le duele la cabeza, ¿puedo acompañarlo a la enfermería?

—¿Estás bien? —la profesora Bustier se acercó un poco a ellos, para saber si estaba realmente mal.

—Si —comentó el chico mirando de reojo a la de ojos celeste que no lo miraba—. Creo que debería hacerle caso a Marinette e ir a la enfermería... ¿No le molesta?

—No —la profesora negó con la cabeza—, acompáñalo Marinette.

La chica sonrió de costado y bajó las escaleras para acompañar a su compañero a la enfermería, claro está que ni bien salieron del salón. Marinette apretó los puños y le susurró.

—¿Qué pasa contigo? —protestó entre dientes.

—Solo disfruto llamar a mi lady, por su nombre después de tanto tiempo —sonrió con esas sonrisas que solo Chat Noir le daba. Marinette solo suspiró con pesadez.

—¿Puedes relajarte, gatito? —protestó— ¡Estamos en la escuela!

—Lo sé —dijo colocando las manos en los bolsillos de su jean—. Aquí no somos superhéroes, solo somos Adrien y —bajó el tono de voz, para volver a susurrarle— Marinette.

—¡Uh! —protestó, apretando más los puños— ¡¡Por eso no quería que supieras mi identidad!!

—Pero ya la sé —movió los brazos con desinterés— y saber que estamos tan cerca... no puedo resistirlo.

Marinette lo observó una vez más, antes de girarse indignada para regresar al salón.

—¡No deberías molestarla tanto! —le aconsejó Plagg asomándose por su camisa.

—No puedo evitarlo, Plagg, porque de cierta forma... esto es muy divertido.

Miraculous: Fictober 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora